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El ángel de Diomedes. El Cacique de la lucha

“Tú mujer… ¡grita de alegría! Tú… ¡prorrumpe en canciones y grita con júbilo!… Tu descendencia poblará ciudades desoladas. El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar”. (Fragmento de Isaías, 54).

La hermosa sogamoseña y empresaria Yolanda Rincón Sánchez ha mantenido durante muchos años en ese versículo profético de la Biblia un aliciente, el mismo que tiene en la persona del único fruto de sus entrañas: Miguel Ángel Díaz Rincón, el hijo que tuvo con Diomedes Díaz Maestre.

Ella, bogotana de crianza, pero de arraigados lazos boyacenses, ha dado todo por ese muchacho, el “niño de sus ojos”, como lo llama, al punto de donarle un riñón para que siguiera con vida, en momentos cruciales de una enfermedad que adolece desde que vio las primeras luces del mundo.

La historia de Yolanda comienza cuando conoció al ídolo vallenato por allá a mediados de la década de los ochenta y entabló una relación sentimental con él, la misma que con el paso de los años dio como feliz resultado el arribo al mundo de Miguel Ángel.

Ese chico que ha sido para ella “un ejemplo de nobleza, constancia y esfuerzo” en el ir y devenir de los días, en los buenos y malos momentos, siempre con la tenacidad y la entereza para sortear los obstáculos que el destino plantea.

“Pocos se imaginan que Diomedes salía de esos grandes conciertos de miles de personas y se iba a ayudarme con el niño. No lo digo por hacerlo quedar bien sino porque así lo disfruté con él cuando le cambiaba pañales, lo arrullaba y le daba biberón; no obstante los múltiples compromisos y correrías que debía cumplir”.

Los recuerdos de Rincón Sánchez recorren la vida de ‘El Cacique de La Junta’ durante dos décadas, en las que ella ni el cantante han tenido una relación a pedir de boca, por obvias razones de ese periplo laberíntico y novelesco que ha librado el máximo exponente del vallenato en Colombia.

El drama

En ese orden de ideas, Yolanda ha sido el bastión permanente de su único retoño quien, como se puede apreciar en estas gráficas, lleva impresa la genética y los rasgos marcados de su padre, ‘El Cacique’.

El drama del muchacho tuvo sus orígenes al poco tiempo de nacer en la Clínica Gama del Barrio Restrepo, el domingo 12 de julio de 1987, cuando le fue diagnosticado una ‘glomeruloesclerosis focal y segmentaria’, enfermedad progresiva que deteriora los riñones y obliga al tratamiento emergente de diálisis o, en su defecto, el trasplante del órgano afectado, previa mediación de un donante.

Pero Díaz Rincón contó con la suerte más legítima y bendecida que se conozca sobre la soberana tierra: el amor de una madre que todo lo da y todo lo puede y esa fue Yolanda, su abnegada protectora, quien no tuvo reparos en someterse a los exámenes de rigor que permitiera saber si ella era compatible o no con lo que demandaba su hijo.

Todas las pruebas fueron superadas y el colofón quirúrgico no pudo ser más satisfactorio cuando el retoño recibió el riñón del amado ser que lo trajo al mundo.

Fortaleza y sabiduría

“Yo a Miguel lo amo con toda mi alma. Él es mi razón de ser y existir y no podía ser de otra manera, porque si es necesario darle mi vida entera, pues ahí la tiene”, expresa conmovida la madre mientras mira con ojos de ternura al joven de 1.75 Mts. de estatura, y a quien compara de muchas formas con su padre”.

“Como usted puede darse cuenta, señor periodista, mi hijo es la fiel copia de Diomedes: un hombre noble, tierno, de grandes pasiones”, asegura sonriente la atractiva dama en el interior del establecimiento de insumos plásticos que ella regenta en pleno centro de la capital de la República.

No en vano esos sacrificios se han compensado en el amor, la tolerancia y la complicidad de dos seres que son el uno para el otro, que comparten y disfrutan de las cosas simples de la vida, y que se apoyan mutuamente. El padecimiento y los derrotes de la enfermedad los ha llenado de sensibilidad pero también de fortaleza y de sabiduría para enfrentar las más duras adversidades.

“Pero Dios siempre ha estado con nosotros -continúa Yolanda en su relato-. Es que han sido ¡25 hospitalizaciones!, desde que estaba de brazos. En esos trances uno piensa lo peor, en el acabóse, pero cuando se superan esas pruebas con fe y amor propio, ahí es cuando uno corrobora una vez más la enorme presencia de Dios en nuestra vidas. Por eso me atrevo a afirmar que mi hijo fue una gran bendición del Todopoderoso a través de Diomedes y no me refiero al artista que está en boca de todos sino a esa persona que me dio tanto amor representado en mi muchacho”.

“Mi padre y yo”

Estupefacto ante las elocuentes palabras de su progenitora, Miguel Ángel Díaz Rincón, con su mirada limpia y profunda, sale de su mutis reflexivo para tomar la palabra y explayarse en palabras de admiración a su papá:

“Yo soy el fan número uno de él. Estoy al tanto de sus noticias, me sé de memoria la mayoría de sus letras, admiro su fortaleza, ya que mi padre ha salido de muchas…, y bien complicadas. Hace unas semanas lo fui a ver a la Clínica Country donde fue operado de la columna y le rogué mucho a Dios por él. De todas sus recomendaciones y enseñanzas la que más aplico es la de la unión con mis hermanos: con Rafael Santos, con Diomedes de Jesús, con Luis Ángel, con Martín Elías. También me inculca que hay que ver la vida con optimismo y saber afrontarla por más dura que sea. Valora mi sentido de superación y me dice que, como todos sus hijos, estoy hecho para cosas grandes. Dios lo oiga”.

La enfermedad

La ‘glomeruloesclerosis focal y segmentaria’ es una enfermedad propia de los riñones y consiste en que los ‘glomérulos’ -que hacen las veces de filtros en los riñones- del cuerpo humano se cicatrizan e impiden la eliminación de sustancias dañinas e innecesarias para las personas. Cada riñón tiene miles de glomérulos. El término ‘focal’ indica que es una parte la que se cicatriza, pero va a más. Y, ‘segmentaria’, porque solo una parte del ‘glomérulo’ resulta dañada, pero lo suficiente como para que con el paso de los años quede inhabilitada.

Los orígenes de esta enfermedad son desconocidos pero se sabe que afecta tanto a niños como a mayores, aunque una causa, asegura la ciencia médica, puede ser genética, sin descontar que en algunos casos se da por obesidad, anemia y otras desfases orgánicos.

Los síntomas de esta enfermedad son: orina espumosa, inapetencia, hinchazón, retención de líquidos, aumento de peso, entre otros. Para su tratamiento los pacientes reciben dosis altas de medicamentos (corticoesteroides) o de un fármaco llamado Ciclosporina, que inhibe el sistema inmunológico, que es el que daña los riñones.

El objetivo del tratamiento es prevenir la insuficiencia renal crónica. En general, los tratamientos pueden incluir antibióticos, anti-inflamatorios, diálisis, restricción de líquidos, dieta baja en grasas, dieta baja o moderada en proteínas y sal y, como recurso ideal, el trasplante de riñón, como en el caso que nos compete, el de Miguel Ángel Díaz Rincón, el Ángel del Cacique de la Junta.

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Texto: Renato Filipo Daconte – El Espacio
Video: Héctor Sarasti – Testigo Directo

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