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Los López, entre una constelación de dinastías vallenatas

Un vistazo al panorama de las generaciones en la música de acordeón.

Así como la palabra juglar tiene su significado especial dentro del mundo vallenato (es el que toca acordeón, compone y canta), el término dinastía se refiere a las familias musicales que, por generaciones, han forjado una historia relevante en el folclor.

Y por primera vez, el Festival Vallenato, que se celebra del 28 de abril al 2 de mayo, eligió como centro de sus homenajes a una de estas dinastías, la familia López, cuyas figuras visibles en la actualidad son Miguel, Álvaro y Navín López (reyes vallenatos en 1972, 1992 y 2002, respectivamente) y el cajero Pablo López, fundador del conjunto musical que lanzó a la fama a Jorge Oñate y le dio un primer impulso a Diomedes Díaz.

Sin embargo, no son la única dinastía musical de la región. Beto Murgas, al frente de la Casa Museo del Acordeón que lleva su nombre, explica: “Siempre hubo familias de músicos y hay quienes dicen que están cruzados, como los gallos, porque tienen música tanto del lado del padre, como del de la madre. Por ejemplo, los Zuleta vienen del papá del viejo Emiliano Zuleta Baquero, que era músico de orquestas de viento, y de la vieja Sara, que tenía facilidad para los versos. Por eso se dice que son una dinastía cruzada”.

Precisamente, el término comenzó a emplearse hace unos 40 años (quizás un poco más) para referirse a la familia cuyas caras más visibles hoy son Poncho y Emiliano Zuleta Díaz. De hecho, se dice que la dinastía Zuleta es de las más completas: tiene acordeoneros, verseadores, cantantes y compositores.

Y aunque hay puristas que reducen el uso del término dinastía a unas pocas familias de intérpretes de acordeón, entre los que no faltan los Zuleta ni los López, el término se ha generalizado tanto que se admite para hablar de dinastías de cantantes, coristas, acordeoneros, verseadores, narradores de cuentos y hasta de bajistas que han acompañado grabaciones de muchos conjuntos clásicos.

“No hay pueblo que no tenga dinastías –subraya Murgas, que a su vez hace parte de una, ya que su padre y su hijo han sido músicos también–. Están los Granados (Ovidio, Juan José, Hugo Carlos y Almes), de Mariangola (corregimiento de Valledupar), por ejemplo. Villanueva es el pueblo que quizás más dinastías tiene, entre 12 y 15”.

Y menciona la especialidad de cada una de las que vienen a su mente: los coristas son los Ovalle (Chiche y José, entre otros), los bajistas son los Torres (Camilo, el ‘Mañe’, el ‘Chiche’), los cantantes tienen a los Celedón (Daniel, Jorge) y entre las familias de acordeoneros está la dinastía Romero (Israel, Norberto y el ‘Morre’).

La lista de dinastías es larga: los Bolaño (Hildemaro, Jesualdo, ‘Chico’), los Rivera (Harold, Pacho) y los Rada (Beto, Pacho).

“Definitivamente, la gente aprende lo que ve de sus mayores –dice Murgas–. Se acuerdan del tío que cantaba y sin que haya academia, se va aprendiendo. La gente se sorprende al ver que el nieto de uno coge un acordeón y le saca música sin estudiarlo, porque nace en este ambiente y va cogiendo oído”.

Y de entre todas estas familias, los López, oriundos de La Paz –a 20 minutos de Valledupar–, han tenido una historia muy ligada a la popularización de la discografía vallenata con acordeón y, a su vez, al Festival de la Leyenda Vallenata.

La primera vez que un López ganó el reinado musical de Valledupar, en 1972, el festival tuvo que cambiar las reglas y admitir que cantara alguien diferente del acordeonero. Y es que Miguel López, de una dinastía de acordeoneros ‘mudos’, consciente de que lo suyo era la digitación y no el canto, ganó acompañado de Jorge Oñate, ‘El ruiseñor del Cesar’.

Y, de paso, crearon la tradición de hacer los solos de cada uno de los instrumentos principales durante la interpretación del aire de la puya en las competencias.

Por ellos, la puya que se presenta en competencia pesa tanto a la hora de la evaluación por la que pasan los aspirantes al título de rey vallenato.

Los López iban a ser homenajeados el año pasado, pero le cedieron el protagonismo a Diomedes Díaz. La espera viene recompensada: en su honor, el Festival llevará uno de sus concursos a su pueblo natal.

Honores y fiestas

Foro y anecdotario de los López

El 27 de abril (9 a. m. a 2 p. m.) habrá un foro sobre el aporte de los López a la música vallenata, en la Biblioteca Departamental, de Valledupar. Después, habrá un conversatorio con anécdotas e historias de esta dinastía en la Plaza Alfonso López (6 a 9 p. m.).

Desfile de Willys parranderos

Cada año, el Festival Vallenato hace un desfile de Willys parranderos, una caravana de camionetas que parte del Parque de la Leyenda (25 de abril, 3 p. m.) hacia la cuna de los homenajeados. Termina en la plaza Olaya Herrera de La Paz (Cesar), con un espectáculo musical.

La casa museo de la familia en La Paz

La casa del padre de Pablo, Miguel, Poncho, Elberto y Dagoberto López Gutiérrez siempre fue escenario de parrandas famosas. A su patio llegaban acordeoneros de toda la provincia, a medirse con los de la familia. Ahora es una casa museo.

Tema de las canciones inéditas

Los homenajeados del festival se vuelven, por lo general, protagonistas de gran parte de las letras de las canciones inéditas que concursan. Este año clasificaron 72: 16 meren- gues, 37 paseos, nueve puyas y 10 sones. Muchos les cantan a los López.

Duelos de acordeón

En diferentes plazas y parques de Valledupar, así como en la Feria Ganadera y la plaza de La Paz, serán los concursos de acordeón (infantil, juvenil, profesional y aficionado). (Ver la programación de todo el Festival Vallenato 2015)

Invitados internacionales

El venezolano Franco de Vita llega por primera vez al escenario del parque de la Leyenda del Festival Vallenato (30 de abril). Al día siguiente, el artista internacional será Marc Anthony y el 2 de mayo, en el cierre, Juan Luis Guerra. (Ver programación de artistas del Parque de la Leyenda Vallenata)

Liliana Martínez Polo
El Tiempo

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