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Así fue la unión de Diomedes Díaz e Iván Zuleta

Así registró el periódico El Tiempo la noticia de la unión de Diomedes Díaz e Iván Zuleta, en su publicación del 15 de diciembre de 1994

A Iván Zuleta se le nota la dinastía

Por herencia y talento, a Iván Zuleta Barros la vida le ha sonreído desde siempre en el arte de la música vallenata: toca bien el acordeón, versea, ha compuesto 15 canciones, está incursionando en el canto y tiene varios premios ganados en festivales.

Para darse a conocer a los 18 años como profesional tenía un problema -dice su padre Fabio Zuleta Díaz-. Por celos, el tío Emilianito no quiso que grabara tres canciones en el último larga duración de los Hermanos Zuleta, como estaba previsto .

Pero al nieto del viejo Emiliano Zuleta Baquero se le apareció la virgen, al ser elegido como acompañante de Diomedes Díaz -primer vendedor de discos en Colombia- tras la muerte de Juancho Rois.

Diomedes se le adelantó a Farid Ortiz, Iván Villazón y Ciro López, quienes estaban detrás de Iván después de su triunfo en el pasado Festival Vallenato, en la categoría Aficionado.


Iván pasó exitosamente la prueba del fuego, nada menos que en el Club Valledupar. Para él, lo que le está ocurriendo no es más que la realización de uno de sus sueños -acompañar a Diomedes-.

El talento de Zuleta Barros lo demostró por primera vez en público a los seis años, cuando sobre la tarima del Festival Flores y Calagualas, de Urumita (La Guajira), de donde es oriundo, dejó a la multitud boquiabierta ante la destreza y limpieza de sus versos en el concurso de la piqueria.

Desde entonces los triunfos le han sonreído a este miembro de la dinastía de los Zuleta, a quienes en el Cesar y La Guajira consideran como el sucesor de sus tíos Poncho y Emilianito. Luego ganó en Villanueva, San Juan del Cesar y Valledupar.

En su niñez, al tiempo que hacía versos, le sacaba las primeras notas al acordeón de juguete que le regaló de aguinaldos su tío Héctor, fallecido en 1982 después de grabar varios discos y de quien dicen que se parece tanto física como musicalmente.

Después de aquel acordeón se pulió con otro de dos teclados conseguidos por su padre Fabio, el primer enamorado de la versatilidad de su hijo, que ya tiene ocho acordeones.

A los ocho años, cuando siente que domina el instrumento, comienza a participar en concursos de acordeoneros infantiles y aficionados por fuera de su tierra, barriendo. En 1988 fue Rey Infantil en Valledupar.

Para sus padres Fabio y Denia, no ha dejado de ser un niño juguetón, dicharachero y buen conversador como todos los Zuleta .

No es amigo ni del licor ni del trasnocho. Dice que es mejor gastarse la plata en mujeres, libros y buena comida.

Cuando no entrena pases en el acordeón, se reúne con los amigos de la cuadra del barrio Los Músicos, al noroccidente de Valledupar, para jugar fútbol o ir a comer hamburguesas.

Iván ha tenido que enfrentarse a dos trances y superarlos. El primero fue la muerte de su tío Héctor, a quien le dedica versos en todas sus actuaciones, le compuso una canción, lleva su foto en la cartera y le reza una oración cada vez que termina su presentación. Por ejemplo, el día que debutó con Diomedes, la Noche de las Velitas, le prendió un cirio, pues uno debe ser agradecido .

El otro, es no haber dado el salto al profesionalismo con sus tíos Poncho y Emilianito. En esa ocasión lloró con amargura.

Pero el joven acordeonista sostiene que no hay mal que por bien no venga, si uno de los sueños no se realizó, el otro sí .

Ahora le toca mandar al congelador los proyectos que tenía desde que culminó el bachillerato en el Ateneo El Rosario, de Valledupar, en el 93: estudiar periodismo y actuación en Bogotá. Y tener muy presente un consejo que le dan dos verdaderos maestros, Emilio Oviedo Corrales y Nicolás Colacho Mendoza: que siga así y no se madure muy biche .

Todavía le falta…

OVIDIO GRANADOS, técnico de acordeones: Iván va a ser bueno. Todavía le falta pulimiento aunque ya se le nota fundamento en la digitación. Tiene el estilo de sus tíos Héctor y Emilianito, aplomado y versátil .

EMILIO OVIEDO, acordeonista: Es un fenómeno. Un pelao muy inteligente que aprende fácil. Su estilo es criollo-comercial, es decir, toca aires tradicionales vallenatos, bailables en caseta. La recomendación es que evite el vicio y que afiance mucho su personalidad .

NICOLAS COLACHO MENDOZA, Rey de Reyes: Va muy bien, pero deben tener el cuidado para no madurarlo biche. Es buen digitador y tiene el estilo propio de la dinastía Zuleta, de nota acentuada .

ALVARO LOPEZ CARRILLO, Rey Vallenato y acordeonero de Jorge Oñate: Muy bueno. Tiene dinastía. Es del estilo propio de Los Zuleta, vallenato criollo. Debe seguir como va, para que se continúe difundiendo la música vallenata .

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