SERGIO LUIS RODRIGUEZ: EL PRIMER REY CON GRAMMY

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En las fotografías que quedaron para el recuerdo de la histórica visita de Los Niños del Vallenato a la Casa Blanca, Sergio Luis Rodríguez era el chico de ojos tristes, el más grande de todos en estatura, aunque no era el único de 13 años. Diez años después de la formación del grupo, Rodríguez, el alumno más aventajado en pergaminos y premios del acordeonero y profesor Andrés ‘El Turco’ Gil se coronó como nuevo Rey Vallenato, en la madrugada de hoy, en Valledupar.

«Tienes que titular esto como ‘El cumplimiento de un sueño’ -decía casi más emocionado que el rey, el cantante Peter Manjarrés- porque Sergio Luis soñaba con esto desde hacía mucho tiempo».

En verdad, en materia de logros musicales, Sergio Luis ha ido siempre cumpliendo su lista de sueños. Era un pequeño acordeonerito prodigio cuando lo pusieron al lado de Manjarrés, que luchaba por consolidar un estilo nuevo, que con el tiempo se llamó Nueva Ola, para que tocara junto a él una canción. Sergio Luis soñaba con ser el acordeonero de Manjarrés, por eso los juntaron. Y el cantante, que en esos tiempos hacía dúo con Juan Mario de La Espriella -y después pasó a intentar una unión con Franco Argüelles- nunca se olvidó  de la forma de tocar de ese pequeño.

Y a los 19 años, cuando Sergio Luis había empezado a estudiar música en Bogotá, la unión entre Manjarrés y Argüelles se rompió y Manjarrés lo llamó. En ese entonces, Peter era una voz reconocida solo en la región vallenata, con algunos logros musicales, que no se daba por vencido en su intento de escalar. «Qué curioso -decía el cantante pocos meses después, cuando ya habían grabado Imbatible, el primer disco que hizo con Sergio Luis- estaba con un acordeonero famoso que le tocó a los grandes y me empezó a ir bien desde que hice pareja con Sergio Luis»:

Juntos grabaron el disco «Imbatible», donde está la canción Amor de mi sabana. Eran los tiempos, no muy lejanos, en que todavía celebrabámos como noticia que un artista como Silvestre Dangond hubiera metido en la emisora La Mega, una canción vallenata: La Colegiala. Peter y Sergio Luis hicieron el éxito siguiente. Vallenatos y no vallenatos cantaron Amor de mi sabana y Sergio Luis, formado en una academia de acordeoneros rigurosa en lo clásico y promotora de la originalidad de cada alumno, se convirtió en un acordeonero reconocido.

Se volvió también, el alumno de mostrar del Turco Gil. Cuando se visitaba su escuela, por la que Sergio Luis había pasado en su adolescencia, siempre sacaba a relucir el gran logro de sus triunfos al lado de Peter Manjarrés y lo señalaba en la fotografía que cuelga de la pared con el recordatorio del encuentro de sus niños con Clinton.  Y a pesar de ser uno de los acordeoneros más famosos de la Nueva Ola, nunca pensó como los intérpretes de las generaciones precedentes que al tener éxito comercial se abstenían de concursar en el Festival Vallenato por temor a perder ante un desconocido.

Sergio Luis fue educado en las notas del acordeón fogueándose, fue criado con la mente puesta en la corona de rey vallenato y en el camino también fue rey infantil. En el 2006 se presentó, sin complejos, a la competencia y antes de tocar la primera nota ya era favorito. Llegó a la final en el primer intento, lo que en ese momento era una rareza. Porque antes de que los acordeoneros de academia como él tuvieran la edad para ser reyes profesionales, los que llegaban a la final eran, en su mayoría, veteranos que habían mejorado su estilo a punta de ir escalando posiciones en el concurso. Pero no ganó, él mismo reconoce que en esa ocasión puso mucho de novedad y fue interpretado por el jurado, según supo, como una salida de la tradición que la competencia busca preservar y la corona fue para el cachaco Beto Jamaica.

Sin embargo, a pesar de que lloró por la corona perdida en la trasescena del coliseo, Rodríguez siempre supo que iba a volver tarde o temprano por la corona. Y esperó tres años. En ese tiempo, junto con Peter, recibió la primera nominación al Grammy, por el disco El papá de los amores, que consolidó al dúo en el 2007. En el 2008, para el pasado Festival Vallenato, el equipo presentó el álbum Solo Clásicos, una grabación en la que participó el acordeonero Emiliano Zuleta, que de inmediato se convirtió en un éxito de ventas y les valió la segunda nominación al Grammy Latino en la categoría de Vallenato /Cumbia y finalmente, el preciado trofeo,en noviembre del año pasado.

Pero, aún siendo artista Grammy, Sergio Luis Rodríguez seguía soñando con el título de Rey Vallenato. Así que volvió a presentarse este año, fue superando las rondas. Siempre fue de los acordeoneros a vencer, porque el público estaba casi seguro de que llegaría a la final. «Puede tener su parte dura ser acordeonero famoso y presentarse en el Festival -dijo Peter Manjarrés-, porque se le exige más».

Y por lo mismo, porque no quería que identificaran a Sergio Luis durante la competencia como «el acordeonero de Peter Manjarrés», el cantante no fue a hacerle barra en ninguna de las eliminatorias, no se sentó al frente a verlo tocar,no estuvo por ahí para promocionarlo ante la prensa. «Me escondía a oírlo en el carro o a verlo desde el televisor que instalé en el celular», recuerda Peter. Y solo después de que se cerró la competencia final y la suerte estaba echada, Manjarrés se hizo visible.

Sergio Luis Rodríguez Ávila, de 23 años -y no de 31 como decía el boletín que la Fundación repartió en la zona de prensa-, el mismo niñito grandulón de las fotos de la Casa Blanca, se coronó esta madrugada como el Rey Vallenato número 42, después de vencer a Manuel Vega, Fernando Rangel, Ever Paternina y Omar Hernández. Su victoria no sorprendió a nadie. 

Publicado el 3 de mayo de 2009

LILIANA MARTÍNEZ POLO
ENVIADA ESPECIAL DE EL TIEMPO
Valledupar