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Esta película, que combina elementos del ‘cinéma verité’, narra a través de la vida de tres acordeonistas el viaje que hace este instrumento desde la Selva Negra en Alemania hasta las costas de Caribe colombiano.
En la pantalla, las imágenes de la final del Festival Vallenato 2009 contrastan con la suave música del grupo de Félix Meyer, una banda de pop alemán que interpreta canciones con el sabor del mar del Norte. Sin embargo, esas notas llenas de melancolía —que salvo por el acordeón no tienen ninguna relación con el vallenato— son la traducción sonora perfecta de la expresión que se dibuja en el rostro desconcertado del acordeonero Manuel Vega, quien tras 17 festivales en Valledupar recibe de nuevo un decepcionante tercer lugar.
Las historias de tres acordeonistas: un vallenato, un joven músico pop y un miembro de la orquesta Hohner de Trossingen se unen para tejer el documental El gran viaje del acordeón, que se proyectó el domingo como mejor Work in progress en el Festival Eigenarten en Hamburgo. Este filme, dirigido por el colombiano Reinaldo Sagbini y el británico Andrew Tucker, fue recibido de manera muy positiva. “Está fuera de clichés, porque el protagonista, Manuel Vega, no ganó”, “La cinematografía es muy poética”, “Me declaro un fan del vallenato. ¡Nunca había escuchado música así!”, fueron algunos de los comentarios de los asistentes en la sala, quienes no esperaban descubrir que un instrumento de la tradición alemana esté tan arraigado en la cultura de un país suramericano.
Un viaje al sur de Alemania
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Antes de volver de una estadía de 14 años en Hamburgo, Sagbini, oriundo de Valledupar, quiso viajar a Trossingen, donde está la fábrica de acordeones Hohner. “Valledupar se consolidó por ese mundo que tejieron los juglares con su música, yo quería llegar al lugar donde fabrican nuestra resonancia y saber cómo se toca el acordeón en esta región”, cuenta el cineasta.
Sagbini y Tucker, quien confiesa que tenía muy pocas expectativas por la música folclórica, atravesaron La Selva Negra para llegar al festival de acordeones que se realiza cada año en Trossingen. Fue ahí, cuando escucharon por primera vez una orquesta de sólo acordeones, que los dos cineastas tomaron la decisión de contar de qué manera la música alemana y la colombiana son dos caras de la misma moneda. “Mientras Trossingen son los bajos, Valledupar representa los pitos (tonos altos) del acordeón”, afirma Sagbini. A lo cual Tucker agrega: “A pesar de ser personas totalmente distintas, los tres acordeonistas que seguimos en este filme (un cartagenero, un miembro de la orquesta de la Hohner y el acordeonista del grupo de Félix Meyer) comparten muchas cosas comunes, entre esas el amor por su instrumento y una cierta nostalgia en el alma”.
Así, hace dos años se inició este viaje que muestra, por una parte, el recorrido que hizo el acordeón hace ya un siglo hasta la costa Caribe colombiana, pero por otra, pretende que los intérpretes hagan el mismo trayecto: traer al festival de acordeones de Valledupar a la orquesta de la Hohner y llevar a Manuel Vega hasta el festival de acordeones en Alemania. “Es la manera de completar ese círculo en permanente movimiento”, concluye Sagbini quien es consciente de que sólo uniendo dos universos tan lejanos se podrá entender eso de que en Alemania se fabrica el alma de los vallenatos.
Entre Alemania y el Caribe
El gran viaje del acordeón, dirigido por Reinaldo Sagbini (Colombia, 1972) y Andrew Tucker (Inglaterra, 1978), se está rodando entre Hamburgo, Trossingen, Valledupar y Cartagena. El filme, que estará listo para la segunda mitad de 2010, cuenta con la financiación de la Fábrica Hohner, Videodata y la Secretaría de Cultura de Hamburgo.
Uno de los protagonistas es el cartagenero Manuel Vega y su trasegar por los festivales vallenatos del mundo. Su mayor anhelo, coronarse Rey Vallenato en Valledupar, un título que le ha sido esquivo.
Por: Sara Araújo Castro
