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En su casa del barrio Primero de Mayo de Valledupar, Ana Romero Díaz, era la más triste por la partida de su compañero durante 64 años, Lorenzo Miguel Morales Herrera, “Mi Lorenzo”, como siempre lo llamaba. Lo que ella no sabía, era que sus hijos y nietos se lo iban a llevar dentro en un féretro. Ella, lloraba sin cesar y de un momento a otro escuchó canciones que salían de dos potentes equipos de sonido. Cuando alzó la vista, se lo traían para que le diera la despedida. Se acercó en su silla de ruedas al féretro, le habló entre dientes, volvió a llorar y luego se le escuchó decir: “Lorenzo, adiós mi amor, siempre cumpliste lo que me prometiste”.
En ese momento hacía alusión a los años en el que el hombre bueno y noble le entregó su amor y la premió con 17 hijos, que vinieron a ser el bálsamo de la felicidad completa.
Él, en sus últimas recomendaciones, además de que lo sepultaran con alegría, había dicho: “Si yo me muero a Ana no la olvido y que esto quede como documento”. Entre los dos tuvieron un glorioso amor que ni el paso de los años lo acabó, e incluso lo volvieron a sellar con un beso la tarde del domingo 19 de junio de 2011, cuando ‘Moralito’ cumplió 97 años.
Seguidamente el escenario de la despedida fueron las instalaciones de Sayco, donde sus colegas compositores, encabezados por Alberto ‘Beto’ Murgas, lo recordaron y le cantaron esas canciones que lo hicieron grande y que lo tienen en el pedestal de los mejores.
Después en la Iglesia Inmaculada Concepción la palabra fue dedicada al juglar para indicar que fue un hijo de Dios, que amó la vida, a su familia y le rindió tributo al folclor, que lo hizo tener un gran reconocimiento a través de su acordeón y sus composiciones.
Al terminar el oficio religioso se leyeron decretos y resoluciones por parte de diversas entidades destacando la grandeza del juglar vallenato, nacido en Guacoche. Una de ellas, de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, en sus apartes indica: “Lorenzo Miguel Morales Herrera, deja como ejemplo su impronta de humildad, gentileza, serenidad y actitud ponderada y que para el Festival de la Leyenda Vallenata, fue motivo de alegría y complacencia al brindarle una serie de reconocimientos, como en 1999, cuando fue declarado Rey Vitalicio y en el pasado Festival de la Leyenda Vallenata, al rendirle el más grande homenaje en vida, que le permitió sentirse premiado por su ardua labor folclórica de más de 70 años”.
Seguidamente se procedió a darle la más grande serenata de despedida, que iniciaron precisamente los hijos del maestro ‘Moralito’, cantando unos versos llenos de bellos sentimientos:
Que tristes se ven las calles
como todos pueden ver
se fue Lorenzo Morales
se fue Lorenzo Miguel.
Hoy recuerdo el Festival
hoy lloran los acordeones
hoy se acaba de apagar
otra estrella del folclor.
Oigan bien lo que les digo
tengo ganas de cantar
aquí quedaron tus hijos
que nunca te olvidarán
En el mundo pasan cosas
que parecen y no son
el día que Morales muera
toquen palma y beban ron.
Hoy la gente de los pueblos
también te recordará
las lágrimas son recuerdos
la distancia, es el pesar.
Después las voces, el acordeón, la caja y la guacharaca, de ‘Los hijos del Cañaguate’, pertenecientes al Instituto para niños ciegos de la Fundación Juan Antonio Pardo, pusieron la nota más triste de la despedida, al interpretar la canción ‘La primavera florecida’. Al final el niño acordeonero dijo: “Maestro, gracias por todo lo que nos dió y allá también lo estaremos acompañando cuando Dios decida”. También el joven cantante José Escobar de Castro, tomó su guitarra y cantó en homenaje al juglar desaparecido exaltando sus virtudes musicales.
El último juglar
En medio de los recuerdos cantados apareció Miguel Anillo, para cantar la obra ‘El último juglar’ que ocupó el segundo puesto en el concurso de canción vallenata inédita del pasado Festival de la Leyenda Vallenata y donde el compositor Juan de Dios Torres Barrera, narra grandes episodios de sus hazañas folclóricas. Además, en su canción dice que “Moralito, el Guacochero, del siglo nos va a pasar”, pero Dios lo llamó antes de tiempo.
Quién no recuerda de Moralito ‘El errante’
que hizo famoso Emiliano en ‘La gota fría’
dejo su estilo y su nota alegre en el arte
que ya no toca, pero canta todavía
en las parrandas formaba un algarabía
su ‘Carta escrita’ narra una historia importante.
Cuando algunos en la mano tenían una rosa roja y otros aplaudían, como él lo había pedido, apareció el actual Rey Vallenato, Almes Granados, cantando ‘El errante’, la canción que más le gustaba al desaparecido Rey Vitalicio.
Tengo que vivir errante en la vida
por tu amor que me ha causado demencia
por eso es que el corazón me titila
yo sé que la criminal es la ausencia.
En ese momento se inició el recorrido hacía el campo santo donde en medio de cantos, aplausos y lágrimas fue sepultado. Al ser el féretro alojado en la bóveda se escucharon palabras de cariño como: “adiós viejo, papá y abuelo”…
‘Moralito’, dejó una gran herencia musical y muy bien lo señaló en su mensaje el presidente Juan Manuel Santos Calderón: “De esa tela suya ya no se consiguen los juglares”.
No pudieron cumplir
En medio de los actos de despedida lo que su compañera Ana Romero, sus hijos, nietos, bisnietos, paisanos y amigos, no le pudieron cumplir, fue no llorar. Él, había dicho en uno de sus cantos que estuvieran alegres, pero ellos no aguantaron la presión del corazón adolorido y a las notas del acordeón las lágrimas le hicieron compañía y todo en una tarde gris y con un pequeño sereno. Había partido el hombre que dejó su huella en la tierra, porque estaba poniendo sus pies en el cielo.
Adiós ‘Moralito’, mi viejo amigo, a quien a través de mis crónicas lo pinté al derecho y al revés.
Por Juan Rincón Vanegas
juanrinconv@hotmail.com
k gran perdidada como lo dijo landero en una de sus canciones «se estan viendo muchas cosas que da tristesa al pensarlo, se estan acabando las notas de todos los lejendarios.