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Escrito por Kary Lechuga – Tapar el sol con un dedo, no es de héroes, es de miedosos; o tal vez de facilistas, o acaso ¿que nombre recibe el hecho de querer tapar que no en una, sino en todas las presentaciones es el público quien pide a gritos unidos en un solo coro “Juancho, Juancho, Juancho”?.
Con tantas cosas que he leído últimamente a raíz de la separación DANGOND – DE LA ESPRIELLA, en donde cada quien ya sabe cómo se dio, porque se dio y sacó sus conclusiones al respecto, he decidido que esta opinión no vaya orientada a más de lo mismo, en realidad sería interesante cerrar el capítulo a sabiendas de que no hay marcha atrás, si fue un error bien y si no, el tiempo lo dirá.
Lo que si sería interesante mencionar y por lo menos encontrarle una respuesta, es, ¿porqué el afán, por el lado del Manager de Silvestre, de ocultar la verdad de lo que está pasando a raíz de dicho suceso? ¿A que le teme? Esa respuesta solo la sabe él; pero algo que si debería tener en cuenta es que, un momento de crisis mal manejado en cualquier empresa, no solo la que el maneja, puede ocasionar graves consecuencias, unas más que otras, que le pueden costar como por mencionar un ejemplo su credibilidad como Manager y como persona. Es momento de que revise sus estrategias como cabeza visible de la empresa musical que maneja.
Si hay algo que es verdad, es que por sus intereses, no va a hablar mal de su propia marca, pero ocultar lo que pasó en presentaciones como Ciénaga, Barranquilla y Sincelejo, tampoco lo es, mientras que el Señor Carlos Bloom, como manager y el cerrado grupo de partidarios de su “estrategia” muestran una cosa, hay miles de personas a través de las redes sociales, espectadores activos y sin ningún interés en juego, que opinan todo lo contrario. Es momento de que examine sus estrategias, porque perder la confianza y la credibilidad en un público, eso sí es grave, puesto que se trata de una empresa, donde cuya principal actividad tiene como pilar la confianza del público.
No es fácil ocultar, ni mucho menos llenar un vacío de 10 años, de un acordeonero que tiene un lugar ganado en el folklor y en la gente, donde mucha gente seguía a la unión como tal, tenían un público solido, donde no había solo un producto de por medio, habían sentimientos hacia los artistas y entre los mismos seguidores, como el mismo Silvestre lo expresó muchas veces en sus presentaciones y en su cuenta en twitter, eran una familia, por eso hago énfasis en que, tapar el sol con un dedo, no es de héroes, es de miedosos, si confía en sus habilidades como manager, es hora de crear otra estrategia de manejo ante la situación porque la de mentir y ocultar que todos están satisfechos, no está funcionando, sino todo lo contrario.
¿Reconocer el error? quizás no reconocer, porque no lo harán por cuestiones de orgullo y engreimiento, y eso es verdaderamente para valientes. Pero si reestructurar la mentira, o más bien la estrategia; el público y los seguidores merecen respeto ante todo, suficiente con que no se haya pensado en el, al momento de que Silvestre tomará la decisión. La cual no se juzga, el tiene derecho a aburrirse, a probar nuevas experiencias, a querer cambios, es un ser humano, pero si ese cambio, lo hubiese hecho correctamente, se hubiera evitado muchas cosas, entre esas, este “bochinche” nacional y de paso la incomodidad que ha le ha generado enfrentarse a sus seguidores y que estos le reclamen reiterada e insistentemente a Juancho. No debe ser fácil para él como persona, antes que como artista.
Con tanta tecnología que tenemos en la actualidad, las bolas de nieve crecen con más velocidad que las de otros tiempos. Es por esa sencilla razón que para una próxima, hay que hacer uso de una buena comunicación, esta evita momentos de crisis intensos como los que está pasando. Dejarse asesorar y aconsejar por los “soba chaquetas” no es favorable para ninguna de las dos posiciones, aunque sea difícil no deben dejarse influenciar por tantos comentarios y menos si estos están llenos de mentiras y halagos en exceso (en la vida, absolutamente todo en exceso es malo), los insultos tampoco son la salida, hay que tener en cuenta que todo en la vida es pasajero y el que hablara de esa relación laboral y personal será el tiempo.
Y para finalizar, sobra decir que con esta situación, han llegado los tiempos en que se deben aplicar principios como la sinceridad que tanto predican, esa misma con la que Silvestre se jactaba al decir en tarima, que era frentero.
Éxitos al talentoso “León” y a “la panterita”, que por lo pronto yo seguiré aplaudiendo y gritando: Juancho, Juancho, Juancho, pero con su nuevo cantante, esto nunca lo he ocultado.
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