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Los merecidos homenajes al maestro Calixto Ochoa

Valledupar, el Cesar y Colombia se preparan para rendirle una serie de homenajes a unos de sus hijos más destacados en el arte musical, en la composición popular y la interpretación del acordeón vallenata: Calixto Ochoa Campo. En primer lugar, con el Foro sobre su vida y su obra, y – finalmente- con el 45º Festival de la Leyenda Vallenata, en buena hora en su honor.

Desde estas páginas hemos avalado la decisión de la Junta Directiva de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata de rendirle homenajes en vida a nuestros juglares, sucedió con Rafael Escalona, varias veces; el año pasado con Leandro Díaz y Lorenzo Morales (q.e.p.d.), y ahora con Calixto Ochoa.

Se reúnen en el maestro Calixto Ochoa, el hombre nacido en un humilde hogar campesino en Valencia de Jesús, Cesar, varias cualidades como músico.  En primer término, un extraordinario y polifacético compositor, capaz de cantarle al amor con una poesía sencilla, pero también de contar historias en sus cantos y –además- ponerle picante a sus historias con un humor fuera de serie, y poco común en nuestros compositores.

La amplitud temática de las canciones de Calixto será el tema central del Foro sobre su vida y su obra que se inicia mañana, en la Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez, bajo la coordinación del profesor, columnista y amigo de este diario, José Atuesta Mindiola.

Allí hay un manantial para estudiar, analizar y dilucidar su creatividad literaria popular para unos cantos llenos de gracia, con muchos mensajes y tan cercanos a nuestra realidad que, por ello mismo, han pasado de boca en boca y de generación en generación. Desde Mi biografía, pasando por Los Sabanales, el Lirio Rojo, Marily, El Africano, El Mundo, La Plata, entre muchas otras, ratifican la versatilidad de un compositor de quilates cuya obra debería servir de ejemplo para los compositores actuales y los que tengan que venir.

Pero, además, como si sus composiciones no fueran suficientes para abrirle un sitial en la pléyade de nuestra música vernácula; encontramos en Calixto Ochoa, también, a un buen acordeonero y un músico completo que innovó, como el que más, al lado de Alfredo Gutiérrez y muchos otros, desde la época de los Corraleros del Majagual, la música de toda la región Caribe y del país, en general.

Rey Vallenato en la categoría profesional en 1970 y ganador también de la canción inédita. Calixto representa, de veras, uno de nuestros últimos juglares y por todo lo anterior consideramos más que merecido ese homenaje que se le brinda con el foro que se inicia mañana y con el 45º Festival de la Leyenda Vallenata próximo a comenzar.

Maestro, bienvenido a estas tierras, su tierra, y que disfrute estos honores que se le rendirán por su tributo a nuestra cultura y a nuestra música, como también a la música y a la cultura popular colombiana. El diario EL PILÓN publicará una serie de artículos sobre su vida y su obra, que merece ser conocida y convertirse en paradigma para los nuevos compositores y acordeoneros. Felicitaciones Maestro y que Dios lo bendiga.

Cortísimo Metraje
Se habla Español
Por Jarol Ferreira Acosta
“¿Cómo de un bien infinito
Surge un infinito mal,
De lo justo lo fatal,
De lo sabio lo fortuito?”    Rafael Pombo

Nada más excitante en esta vida, ni si volvieran los torneos de gladiadores del circo romano y sus bacanales sangrientas, que la euforia creadora en expansión desde el idioma español; violando normas, penetrando cabezas llenas de telarañas. Da gusto cuando al estirarse desenvuelve una situación nunca antes expresada con esa misma combinación de variables, como lo escribieron los grandes. Porque a través de él se materializan nuestras emociones y pensamientos más recónditos, se realiza el anhelo de vivir lo que va traspapelando el tiempo al alejarnos de la inconsciente lucidez libertina de la infancia.

Sinuoso y preciso, es un arsenal equipado con suficientes armas como para derrotar al peor enemigo, atacándolo de frente o minándolo de soslayo. Es una serpiente que igual avanza hacia adelante que hacia atrás, armando en su recorrido una melodía estruendosa de consonantes diacríticas y triptongos hiperbólicos. Cuando duerme, el silencio abismal que habita su espacio, se transforma en una jungla de ruidos incidentales que adquieren sentido sólo cuando al despertar son pronunciados. Da gusto sentirlo en esplendor, como una tatacoa furiosa, descifrando un sentimiento inexpresable.

Levita sobre las reglas que pretenden limitarlo porque lo asfixian, lo “emperran” como dice Danilo Brito el bajero. Se agazapa antes de saltar al campo de batalla. Mide la presa y, luego de aplicar la combinación justa de adjetivos, verbos y nombres, se abalanza sobre ella e inocula  en su torrente circulatorio una sustancia que en lugar de parálisis y muerte, produce movimiento y vida.

A veces se “emputa” como dice José Aponte el columnista y, a ciegas, enfrenta temas tan volátiles que ni un extremista musulmán los amarraría a su cintura antes de inmolarse. Su cuerpo se contorsiona, indaga, amplía, saca canas verdes a los muy formales que no logran domesticarlo. Es un camaleón salvaje capaz de mutar a cada instante, dependiendo del hábitat. Peor que una jauría de Rottweilers y Pitbulls defendiendo su terreno no se amedrenta, ante las situaciones que lo requieren, va pa’lante.

Yo le digo: Quiero que la nada se convierta en algo. Y sobre la pantalla en blanco de mi Ipad, entre una tormenta de palabras recicladas y acomodadas en los espacios precisos, aparece esta columna. Quiero tal cosa y, ante mi asombro, aparece mi deseo materializado en forma de lenguaje escrito. Más fiel que sicario con su capo, él  hace lo que le digas que haga. Increíble su manera de colmar anhelos, por más neardentales que estos pudieran llegar a ser. Al punto que se te puede llegar a convertir en una sana adicción su uso. Hágase una ciudad, un valle, una península, y todo lo que dices, a través del verbo aparece ante tus ojos, gana vida.

Al ser de todos y de nadie, representa la utopía de la democracia y la generosidad de las filosofías orientales. Por eso el veintitrés de abril los pecados gramaticales y las vulgaridades más obscenas  se asocian con los discursos apológicos, extranjerismos, declamaciones anacrónicas y conmemoraciones de escritores muertos, para celebrar su existencia. Participamos de dicha fiesta incontables cantantes, lectores, docentes y estudiantes que, en medio de la mezcolanza con la que nos expresamos trataremos, al menos durante las ceremonias, de agredir lo menos posible las normas avaladas por La Real Academia de la Lengua Española; para preservar del constante diluirse a nuestro patrimonio colonial en medio de esta actualidad global, por necesidad, cada vez más políglota.

Fuente: El Pilón

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