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Valledupar, un lugar donde es más fuerte el fanatismo que la conciencia

Vivir en Valledupar es espectacular. La gente es apasionada con su cultura, con sus tradiciones y sobre todo con su folclor vallenato; algo que hay que resaltar y valorar: «Valledupar ama lo suyo».

Desde hace un tiempo caí en la cuenta que aquí tiene más poder sobre los habitantes un «cantante» o intérprete de música vallenata que un líder político o religioso. Aquí en Valledupar los cantantes son quienes dirigen, orientan y crean pautas de comportamiento en los seres humanos y, muy especialmente, en niños y adolescentes; pero lo grave de todo esto es que esos artistas no son conscientes de esa realidad y me atrevo a decir que no son «conscientes» porque muchos de ellos no miden su comportamiento.

En Valledupar los jóvenes y adolescentes se visten, bailan, hablan y se peinan como su artista admirado. Esto es imposible ocultarlo y negarlo. Nada más basta con salir a la calle para encontrarnos con cualquier cantidad de réplicas de artistas.

A mi modo de ver y de pensar, la mayoría de los artistas de mi folclor vallenato no son un buen ejemplo para quienes se encuentran en plena formación personal y sobre todo en la búsqueda de su propio yo. Ese estilo irreverente, rebelde y agresivo que imponen solo le hace daño a sus jóvenes seguidores.

Este es un folclor rico en talentos, historias, leyendas y anécdotas fabulosas, llenas de encantos que amo escuchar, leer, grabarlas en mi memoria y compartirlas con quienes las desconocen. Es el folclor que yo amo porque nací y crecí rodeada de él, pero dentro de sus exponentes faltan valores y principios morales.

Aquí quien opina en contra o NO está de acuerdo con el comportamiento de un artista vallenato tiene que estar preparado para enfrentarse a un sin número de nuevos enemigos o como estamos en la era de las redes sociales, más bien toca estar preparado para leer los insultos y acusaciones que nos lanzaran desde una cuenta creada en Twitter con una identidad falsa para cumplir este objetivo, porque como las acusaciones son sin pruebas, sin testigos, sin realidades y que lo único que pretenden es dañar tu imagen como persona para anular tu credibilidad, no pueden realizarlas desde sus cuentas personales. ¡Qué falta de personalidad!, ¿cierto?

Creo que es hora de actuar con conciencia y no por fanatismo, de tener en cuenta los valores y principios que en casa y en planteles educativos nos meten en la cabeza a las buenas o a las malas, de defender e imitar lo bueno. No son «moralismos» de mi parte, es que creo que todos debemos tener un buen comportamiento social, pero especialmente aquellas personas con mayor influencia sobre la sociedad como los artistas de nuestra querida música vallenata.

Escrito por: María Lucía Lacouture
Fuente: CirculoVallenato.com.co

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