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«Las canciones de Calixto Ochoa forman parte de la vida y la tradición de los colombianos»: Juan Manuel Santos

“Hoy, maestro Calixto, Colombia entera –y hablo a nombre de 46 millones de colombianos- le agradecemos su obra, que tanto hemos cantado y bailado, que tantos recuerdos nos trae, desde sus tiempos en los inolvidables Corraleros de Majagual”, expresó el presidente de la Nación, Juan Manuel Santos, al momento de inaugurar la Cuadragésima Quinta versión del Festival de la Leyenda Vallenata.

El mandatario de los colombianos también se refirió a las composiciones de Calixto Ochoa, las cuales forman parte de la vida y la tradición de los colombianos, hasta cruzar fronteras y convertirse en merengues que fueron interpretados por Wilfrido Vargas, Frank Pourcel o Paul Mauriat.


Foto de ElPaisVallenato.com

El vallenato su música preferida

Santos Calderón informó que el próximo mes de mayo irá en visita de Estado a la China, “y me preguntaron que cuál era mi música colombiana preferida. Por supuesto –y me da pena con las demás regiones- pero dije una sola: ¡el vallenato!”. La anterior declaración a favor de este auténtico género musical que viene se viene conservando y difundiendo desde hace 45 años en el Festival de la Leyenda Vallenata, provocó los aplausos de los miles de asistentes al acto de inaugural.

A su turno, el alcalde de Valledupar, Fredis Socarrás Reales, resaltó la iniciativa y grandeza musical del homenajeado en la creación de Los Corraleros del Majagual; y el gobernador del Cesar, Luís Alberto Monsalvo, destacó que sus composiciones  y melodías son piezas extraordinarias y únicas, porque conjugan la picaresca con los ritmos propios de la sabana, convirtiéndolos en clásicos de la música universal.

Al momento de dirigirse a la multitud que se dio cita en el Parque de la Leyenda ‘Consuelo Araujonoguera’, el presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina Araujo, expresó que “Calixto Ochoa, en su largo trasegar por los pueblos de la Costa Atlántica, echó raíces en Sincelejo, y se convirtió, sin duda, en el perfecto eslabón entre la música sabanera y la música de las provincias de Padilla y Valledupar. Por eso a Calixto lo sentimos propio, por igual todos los costeños, y a todos nos interpreta”.

Molina Araujo resaltó la lección de humildad y humanidad que ha legado el maestro Calixto Ochoa para la posteridad, y agradeció al juglar nacido en Valencia de Jesús por simbolizar la unión cultural del Caribe vallenato.

La ceremonia inaugural de la Cuadragésima Quinta versión del Festival Vallenato incluyó la intervención musical de los reyes ganadores en el año 2011; la agrupación folclórica del Ballet Vallenato; el trirey Alfredo Gutiérrez Vital, Los Corraleros de Majagual y Almes Granados con su cantante Jimmy Murgas y Silvio Britto Medina, acompañado de su acordeonero Nemer Yesid Tetay. En el acto de igual manera se destacó la presentación de los Niños del Vallenato de la Escuela Rafael Escalona Martínez y la muestra folclórica de la Gobernación de Arauca.

El maestro Calixto Ochoa fue objeto de varias condecoraciones por parte de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, de la Gobernación del Cesar y de la Alcaldía de Valledupar.

DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN FESTIVAL DE LA LEYENDA VALLENATA, RODOLFO MOLINA ARAUJO

…Hace 45 años en una casa de la plaza Alfonso López, un grupo de soñadores liderados por el genio visionario del primer Gobernador, comenzó a imaginar lo que podía ser la impronta humanística, el sello universal de una idiosincrasia que para entonces  ya existía pero carecía de nombre, símbolo, capital o identidad.

Las veces que oigo el debate de académicos y aficionados, sobre el origen de nuestro folclor y cuál debería ser la denominación justa de nuestros aires, no puedo evitar remontarme a las memorias de mi infancia, cuando todo esto no era más que una idea sin forma exacta, cuyos alcances rebasaron las mayores ilusiones de quienes soñaron hacer de la Música de la Provincia el símbolo de una identidad regional que no puede contenerse en límites arbitrarios entre departamentos, trazados por la política y no por la fuerza de nuestra manera libertaria de existir.

Que un Sanjuanero sea distinto a un vallenato, o que un Urumitero sea diferente a un Patillalero,  o un Cordobés y un Sincelejano parezcan cosa distinta, o que un Plateño y un Cartagenero se parezcan, no puede ser fruto de rayas imaginarias y caprichosas en nuestra geografía, sino más bien de la similitud de nuestras usanzas, de nuestros códigos de habla y de nuestros valores comunes.

Para el Ser Caribe, costero o mediterráneo, la música, las comidas, el amor por lo vernáculo, por los animales, las fiestas, el campo, los ríos, la lírica pulida o instintiva, y el romanticismo desbordado, son factores comunes que están presentes en el porro, en la gaita, en la cumbia, en el merecumbé, y por supuesto también en los versos de vaquería de los parranderos trashumantes, que fueron amalgamando una nueva clase de juglaría que brotó en todo el Caribe colombiano, pero empezó a codificarse y clasificarse en la imaginación de López, en las letras de la Cacica, en el inteligente encanto de Miriam Pupo y la avasalladora personalidad de Escalona, quien con su música y personalidad lustrosa y sin complejos, completó la escuadra que proyectó la estatura histórica de esta música pura del Caribe colombiano, que se decantó y codificó en este Valle de Upar, cuna de grandes y punto equidistante de la Costa, únicamente porque aquí dispuso la Providencia que se congregaran los talentos para detonar éste volcán de poesías y armonías que hoy constituyen la espina dorsal de la identidad melódica y poética de Colombia ante el resto del planeta.
Por eso afirmo que la Música Vallenata, es la música de la Sierra Nevada, la música del río Magdalena, del Cesar y del Sinú; es también la música de la guajira,  de las sabanas de Córdoba, Sucre y Bolívar. Es la música de todo nuestro Caribe, y aunque sea de todos, tiene a Valledupar como Meca de esta religión feliz que hace de los acordeones, guitarras, cajas y guacharacas, las armas de persuasión para que la sociedad Caribe pueda perpetuarse, inmersa en el orgullo de haber dotado a Colombia de un símbolo universal.

Uno de los mejores exponentes de esa universalidad musical es el hombre a quien se le rinde homenaje en este Festival. Nacido en la hidalga Valencia de Jesús, Cesar,  heredó de sus ancestros la grandeza de una tierra orgullosa de su esplendor de antaño. Calixto Ochoa, en su largo trasegar por los pueblos de la Costa Atlántica echó raíces en Sincelejo y se convirtió, sin duda, por su talento sin igual, en el perfecto eslabón entre la música sabanera y la música de las provincias de Padilla y Valledupar. En su persona se zanjan las estériles disputas entre sabaneros y vallenatos, ya que ambas expresiones musicales no son más que dos vetas del mismo material en el que está cincelada la cultura Caribe de Colombia. Por eso a Calixto lo sentimos propio, por igual todos los costeños, y a todos nos interpreta.

¡Qué lección de humildad y humanidad nos ha legado el maestro Calixto Ochoa para la posteridad! Gracias Calixto por simbolizar la unión cultural del Caribe vallenato.

Quienes le conocemos, sabemos cómo elude homenajes y honores merecidos. Por fortuna, acepta ahora este tributo, que le rinde el mundo vallenato, agradecido y emocionado por habernos ayudado a pasar tantos guayabos del corazón que se fueron navegando sin rumbo fijo, por haber pintado con colores vallenatos el paisaje sabanero … ¡Gracias Maestro!

Que honor y que maravilla honrar a Calixto y divagar sobre El vallenato,  este lenguaje que entra por el oído y los sentidos, y se aposenta en el alma de propios y extraños para contagiar sin remedio nuestra afabilidad, sencillez y hospitalidad, transmitiendo nuestra riqueza cultural mediante la descripción poética de ésta geografía de ensueño, estas costumbres y la intensidad propia de nuestro modo de amar y vivir a plenitud y sin recatos.

Soy hijo de Hernando Molina y Consuelo Araujonoguera, fui amamantado con paseos, alimentado con sones, estimulado con merengues y criado con puyas.

Mi vida y la del festival recorren una senda muy unida y paralela, porque bajo la poderosa influencia de la Cacica, aprendí a venerar este folclor, y a entenderlo como la esencia y alma de nuestras virtudes.

Fui testigo de los primeros pasos, de las carreras, y de las parrandas, vi crecer musicalmente a Oñate y a Zuleta, vi nacer como artista a Diomedes, y mi casa fue la del viejo Emiliano, Lorenzo Morales, Alejo Durán, Colacho, Andrés Landero, Alfredo Gutiérrez, y de todos los compositores entre los cuales  brillaba -sin duda- el ingenio de Calixto Ochoa,
La casa de mis padres fue el primer hogar del festival y de todos los forasteros y visitantes que eran tratados como propios con el afecto de nuestro carácter Caribe, siempre orgulloso pero humilde, cálido y natural.

Estoy al frente de esta fundación y de este certamen, por la confianza generosa de sus  miembros, y ejerzo en silencio pero con gran decisión, un compromiso indeclinable, con la memoria de mi madre arrebatada tempranamente de nuestros brazos por una violencia que nunca entendió, cuando todavía tenía tanto para dar a su Valledupar querido, su Valledupar del alma…

Estoy al frente de la Fundación, en este Parque de la Leyenda que ella trazó ante la incredulidad de todos y hoy se erige imponente frente al mundo con el acervo de haber parido 45 festivales.

Estoy aquí por nostalgia, por responsabilidad histórica, por convicción y más que nada por amor. Estoy aquí para sostener ante la historia la obra de nuestros fundadores, y porque abrigo en el alma la convicción que éste Festival requiere del desprendimiento material que nos inculcó Consuelo y esa certeza, ante cada embestida, ante cada injusticia, ante cada ráfaga de envidia, se vuelve calma y se transforma en perseverancia, en tanto más ardua pueda parecer la brega.

Felicito a Valledupar por sus 45 festivales, agradezco a mis compañeros miembros de la fundación, agradezco a los patrocinadores, a las autoridades y al respaldo constante del gobierno nacional en la persona misma del Doctor Juan Manuel santos, siempre el amigo y ahora el señor Presidente de la República, que nos honra como cada año con su presencia.

Felicito a este folclor y conmino a mis coterráneos a rodear esta fiesta histórica, a acorazar nuestro festival para que nunca llegue a despilfarrarse en ambiciones políticas individuales ni volverse objeto de transacciones por codicia.
De mi parte, cuenten con que el fragor de los embates no me debilita, más bien, ante cada movida artera y todo intento por derruir lo que tanto amor tiene invertido, así como Máximo Móvil, «siento lo mismo que un laurel, que ha nacido a la orilla del Cesar. La corriente lo puede tambalear se sostiene y no se  deja caer.».

Gracias Valledupar. Bienvenidos todos los colombianos y extranjeros que nos visitan, Gracias presidente Santos, y que las almas de todos los juglares que han partido, y las de Escalona, de Miriam Pupo, de Alfonso López y Consuelo nos inspiren y tutelen desde la eternidad para tener la fortaleza, la humildad y el talento suficiente para nunca desfallecer!.

ACUERDO DE EXALTACIÓN AL MAESTRO CALIXTO OCHOA POR PARTE DE LA FUNDACIÓN FESTIVAL DE LA LEYENDA VALLENATA

ACUERDO No. 008
23 DE ABRIL DE 2012

POR LA CUAL SE EXALTA Y SE RINDE HOMENAJE AL MAESTRO CALIXTO OCHOA

El Presidente Ejecutivo y la Junta Directiva de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, respondiendo a sus deberes legales, estatutarios y,

CONSIDERANDO

Que el maestro CALIXTO ANTONIO OCHOA CAMPO, fue ganador de la corona profesional en el tercer Festival de la Leyenda Vallenata celebrado en 1970.

Que por su invaluable aporte hecho por este destacado intérprete polifacético en la materia musical, se resalta su amor y su entrega a la música vallenata que lo ha acompañado y defiende siempre.

Que CALIXTO ANTONIO OCHOA CAMPO, es ejemplo de humildad, gentileza, serenidad, actitud ponderada y que para el Festival de la Leyenda Vallenata es motivo de alegría y complacencia su presencia en distintos escenarios donde su acordeón, sus canciones y su canto, demuestra su casta y sus deseos de ser vocero de la auténtica música vallenata.

Que el Rey Vallenato, CALIXTO OCHOA, natural de Valencia de Jesús – Cesar, es un destacado baluarte que ha alcanzado importantes logros que lo han convertido en un paradigma de nuestra música vallenata.

Que fruto de su trabajo y creatividad hace parte del patrimonio musical colombiano.

Por lo anterior,

ACUERDAN:

Art. 1º.- Rendirle homenaje en el 45 Festival de la Leyenda Vallenata al Rey Vallenato y muy querido amigo, CALIXTO ANTONIO OCHOA CAMPO, quien predica con su ejemplo hermosas notas de la música vallenata.

Art. 2º.- Ponerle de presente a su familia, colegas, paisanos y amigos que el nombre de CALIXTO ANTONIO OCHOA CAMPO, está inscrito a través de sus obras  en las páginas de la  Fundación Festival de la Leyenda Vallenata donde siempre como un acordeonero e intérprete valioso, activo y cuyos aportes han sido fundamentales para ser hoy grandes en el concierto nacional e internacional.

Art. 3.- Será motivo de orgullo para los miembros de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, dejar constancia de que su obra musical es ejemplo para las nuevas generaciones.

Dado en la ciudad de los Santos Reyes de Valledupar, a los veintitrés (23) días del mes de abril de dos mil doce (2012).

COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE

RODOLFO MOLINA ARAUJO
Presidente Ejecutivo

Fuente: Prensa Fundación Festival de la Leyenda Vallenata

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