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«Me despecho con temas de Juan Luis Guerra»: Felipe Peláez

«De mi admiración y gusto por la música del maestro Guerra tengo mucho que decir. Pero resumo que sus canciones me gustan tanto que versioné ‘Amapola’ para incluirla en mis primeros discos. Me encanta ‘A pedir su mano’, tanto que el intro que el intro del tema lo uso en mis shows. Me suelo despechar con sus temas»: Pipe Peláez.

El cantautor colombo venezolano Felipe Peláez se define como un hombre tranquilo, emprendedor, romántico, y sobre todo lleno de humildad y ganas de seguir en defensa del folclor vallenato. Este es el especial que le hicieron a Pipe en la sección «A fondo!» de la Revista Facetas del Diario Panorama de Maracaibo, en el estado Zulia en Venezuela.

“Tu hombre soy yo/ nadie más, te hace sentir /como yo /conozco tu debilidad / y sé despertar tu pasión”. Y sin duda, ninguna de sus fanáticas han podido olvidar el carisma, talento e irreverencia de Felipe Peláez quien cambió la concepción, que en el 1993 logró Carlos Vives, de que el cantante vallenato solo era el que portaba sombrero ‘vueltiao’. Con sus gorras, lentes oscuros y trajes de lujo ha marcado un antes y después en el género que tanto defiende y le apasiona. La esencia del folclor la mantiene vigente en cada una de sus composiciones. Es un enamorado de la música y la vida. Él respira y transmite amor, seriedad y caballerosidad en cada camino que recorre.

Su vertiginosa carrera artística lo ubica en sus principios como un destacado guitarrista, haciéndose partícipe en grabaciones al lado de artistas como Diomedes Díaz, Joe Arroyo, Los Hermanos Zuleta, Los Betos, y Jorge Oñate. Su inquietud por cantar los temas que él mismo componía le dieron la fuerza para brillar en la palestra musical al lado de su hoy compañero de fórmula Manuel Julián.

Es de los que no cree en poses ni mucho menos en etiquetas de “estrella” o “galán”, pero sí es un seductor innato al que no le gusta enamorarse de estereotipos ni cuerpos esculturales, sino de la inteligencia y sutileza de la figura femenina.

“Una mujer inteligente sabe cómo ganárselo a uno. El buen trato es fundamental para que me conquisten. Odio las mujeres cabezas huecas que dicen sentirse atraídas por quien ande en camionetas o tiene dinero por el trabajo que uno hace. El que se consiga a una mujer hermosa e inteligente se ganó la lotería”. Y él obtuvo el premio mayor, pues tras casarse con Laura Catalina Henao López, demostró que un artista puede llevar una vida normal en la que el núcleo familiar es tan importante como cada tema que escribe.

“Amo a mi esposa y a mis hijos Sara y Juan José. A veces me preocupa que no paso suficiente tiempo con ellos, pero sí disfruto de su compañía cuando tengo mis ratos libres”.

Peláez es de los que juega a tocar instrumentos y ver televisión por largas horas con ellos, porque sigue los parámetros y consejos de su madre Consuelo Rodríguez, una maestra retirada, quien señala: “Siempre le estoy recordando que disfrute los momentos sencillos como el ver una película, un almuerzo o encuentro con la familia. Es una persona muy ocupada, pero no por eso debe descuidar a sus hijos”. Por eso, “Pipe” sigue con atención esos preceptos. “Mi mamá ha sido mi consejera. A ella le debo todo. Fue quien se preocupó para que mis hermanos y yo saliéramos adelante”, añadió.

Su familia residía en la fronteriza ciudad colombiana Maicao debido al trabajo de su padre y Maracaibo fue la primera opción para el nacimiento de dos de los tres hermanos Peláez. “Para esa época los mejores hospitales estaban en Maracaibo, por eso mi mamá venía para acá a dar a luz. De hecho nací en la Maternidad Castillo Plaza de Maracaibo el 7 de febrero de 1976”.

Nosotros siempre hemos tenido mucho nexo con Maracaibo, por ser un punto de referencia. En nuestra infancia vivimos en ambas partes. De ahí mi cercanía y amor por esta ciudad. Soy mitad maracucho y mitad colombiano. En ambos lugares me siento feliz y conservo grandes amigos como Alex Iguarán y Víctor Navarro”.

El cantautor e intérprete de temas como Caminaré, Borracha, Lo tienes todo, entre otras composiciones, tiene vagos recuerdos de su época escolar, sin embargo, es inevitable olvidarse que se consideraba un ratón de laboratorio. “Me esforzaba por estar en los primeros lugares de las competencias científicas, porque además de gustarme, me permitían continuar con el beneficio escolar que percibía, ya que venía de una familia humilde. Mi mamá siempre me mantenía vigilado para que saliera bien en todo momento. Por eso logré graduarme como comunicador social en Bogotá”. De ahí surge su inquietud por escribir hasta el punto de supervisar hasta los boletines de prensa que le realiza su mánager y amigo en Colombia Eliécer Vargas. “Él es un hombre muy exigente en cuanto a su profesión. Tiene el control de todo, así como una memoria fotográfica increíble. Además es muy detallista y se preocupa porque sus trabajadores estén bien. Es muy humano”, describió Vargas.

De su pasión por la música, mucho se sabe. Más de 100 composiciones como: Tu hombre soy yo y Tengo ganas le han dado el éxito y muchas otras se almacenan, en su memoria, otras en sus anotaciones, sin embargo, para un buen despecho él se refugia en las baladas y ritmos caribeños de “Reina mía”, “Amapola” y “A pedir su mano” de Juan Luis Guerra, el bossa nova y no en el vallenato. “No puedo llorar o pasar un guayabo con el género con el que trabajo y regalo amor a mis seguidores. Por el contrario, el vallenato es muy versátil y de ahí que podamos cantarle al amor, desamor, a la historia de un país, así como para la parranda y alegrías. De mi admiración y gusto por la música del maestro Guerra tengo mucho que decir. Pero resumo que sus canciones me gustan tanto que versioné Amapola para incluirla en mis primeros discos. Me encanta A pedir su mano, tanto que el intro del tema lo uso en mis shows. Me suelo despechar con sus temas”.

Desde siempre Felipe ha contado con una personalidad pacífica, pero también recuerda que fue muy proactivo en cuanto a las actividades culturales del colegio se refiere. “La música me atraía. ‘Conchi’ (su mamá) me decía que cantara en todos los eventos el tema La ley del monte, vestido de charro. Siempre usé el mismo traje, y así no me quedara conforme iba creciendo, era el mismo en todos los actos. Lo hacía por alegrar a mi madre”.

Como hermano, Felipe ha sido muy colaborador y los apoya en todo momento. Cuando tiene su agenda libre los visita y ayuda en lo que necesiten. “Está atento con nosotros. En mi caso me da muchos consejos para que consolide mi carrera y lo más importante es que siempre nos envía mensajes para saber cómo andamos”, señaló su hermano Nelson, quien también es cantautor y posee una organización musical en Colombia.

Un mal delegador. Así se define en su rol como jefe, porque le gusta llevar él mismo la batuta en cuanto a trámites y toma de decisiones. Es de los que planifica desde el fin de semana cuál será su primer día para organizar y arreglar lo que haga falta. Fácilmente se acuesta a las 4:00 de la madrugada y a las 7:00 de la mañana ya está dispuesto para arrancar a hacer todas las diligencias. Rodeado de sus celulares, computadora y agenda, en su cuarto, Peláez organiza lo de su casa y hasta los pagos e inconvenientes de su organización musical.

Su jefe de prensa y amigo en Venezuela, Douglas Muñoz, menciona que Felipe es un hombre que sabe escuchar y disfruta de la música en todos sus géneros. “Cuando nos vemos empezamos a hablar de los lanzamientos de los artistas venezolanos y los internacionales. Disfruta experimentar y fusionar su música. Además es muy tecnológico, porque le gusta interactuar en Twitter y comprar los equipos más avanzados de comunicación como los iPad. Ahí incluye desde temas de los Beatles hasta canciones de grupos zulianos como Icarus, Vocal Song y Tecupae”.

Y aunque hay quienes lo catalogan de “chocante” por su seriedad y actitud tímida, “Pipe” disfruta del acercamiento con su fanaticada. “Me gusta dar autógrafos, hacerme las fotos con la gente que le gusta lo que hago”, dijo Peláez.

Las causas nobles y sociales también son un tema de importancia en su vida. Sin embargo, no le gusta hacer pública esa faceta, porque le gusta colaborar sin ningún tipo de interés. “Hace donativos y apoya cada situación lamentable por la que pase cualquier persona o país. Es muy noble y de buenos sentimientos”, añadió Vargas.

Así transcurre la vida fuera de los escenarios para Felipe Peláez, un hombre que no se arrepiente de haber tomado el rumbo de la música para salir adelante, por el contrario, trabaja incansablemente para defender el folclor vallenato que tantas satisfacciones le ha dado. Él se visualiza en una década como un productor.

“Dentro de 10 años espero estar contento gozando de buena salud y disfrutando de mi familia. Lo material no me trasnocha, soy muy práctico. Los artistas de hoy tenemos algo interesante para trabajar, en pro de nuestro producto. Somos el único género popular en Colombia que tiene un Grammy, porque nuestra música es original y mágica. Por eso siempre defenderé el vallenato a donde vaya”.

Y sin duda lo ha logrado en cada uno de sus temas en los que al ritmo del acordeón ha evolucionado en su vida personal y profesional.



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