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El vallenato ajusta su traje de luces

Ahora, los artistas vallenatos no solo estrenan CD, también ‘lanzan’ sus puestas en escena.

Iván Villazón estrenó su show de luces y apoyo de video en un concierto reciente, en Villanueva (La Guajira). Su mánager decía que con esto se acomodaba a los nuevos tiempos. Y es que ahora, con Silvestre Dangond a la cabeza, los artistas vallenatos top “lanzan” sus puestas en escena.

Jorge Celedón venía incorporando coreografías hace años; había hecho shows de corte internacional en determinados eventos, pero este año, con miras a los shows de su nuevo CD, «Sin Fronteras», también ha venido sumando video y luces acordes a cada canción y nuevos integrantes.

En mayo pasado, Felipe Peláez contrató a Pérsival Producciones para que diseñara todo su show. Mauricio Agudelo, al frente de la firma, llevaba años alquilando luces y video para artistas, y aunque es su primera experiencia de este tipo, compara la evolución escenográfica del género.

“Hace tres años, El Tsunami Vallenato ya tenía pantallas y circuito cerrado de video –recuerda Agudelo–. Esta vez son los mismos artistas y hay cantidad de pantallas, luces, un audio de más calidad técnica. Mejoró. Se preocuparon por hacer una producción personalizada”.

Pero, sin duda, Silvestre Dangond la sacó del estadio con la tecnología de su puesta en escena, en los conciertos de La 9.ª batalla. Pasó de hacer conciertos normalitos en sus épocas de El original (2008), a usar un vestuario diferente en el show de El cantinero (2010), con los músicos sobre tarimas y una sola pantalla led con luces.

“En No me compares con nadie (2011) cuadruplicamos las pantallas –dice Carlos Bloom, su mánager–. Usamos humo y pirotecnia. Este año hubo hasta cámara tipo helicóptero”.

La tarima no es el patio

Pero no querían que fuera show de un día. La organización de Silvestre integró en su nómina a un ingeniero de luces, un productor general, un asistente de productor y un fotógrafo que documenta sus pasos. Abolió el presentador que sube a darles bombo –a veces excesivo– a los cantantes. Y Lucas Dangond, su acordeonero, puede alegrarse de usar micrófono inalámbrico. Así se mueve y baila por el escenario, cosa que no hacen sus colegas, sujetos a un cable.

Silvestre se volvió estricto en dos cosas: hacer prueba de sonido en todos y no permitir gente de más en la tarima. “Llega y encuentra siete u ocho personas, con botellas de whisky en la tarima –cuenta Bloom, desde Miami, donde Silvestre ha estudiado los shows de otros artistas–. Tienen la parranda montada ahí, y debo decirles que la tarima no es el patio ni la sala. Les da rabia. Hay alcaldes que me dicen que pagaron por eso. Les digo que sí, pero el show es nuestro”.

El proceso ha sido difícil, porque el rider o listado de exigencias técnicas sube los costos y porque, dice Bloom, “el vallenato todavía se ve como algo muy popular. Ha sido más duro llevarlo a los pueblos”. Silvestre maneja dos riders, el principal y el intermedio. Pero incluso en bodas insiste en usar pantallas.

Y Silvestre volvió a levantar ampolla: en el 2011, sus colegas decían no creer en artistas que se vuelven pirotecnia. “Hoy están poniéndose las pilas en esto de cambiarle la cara al vallenato –dice Bloom–. Y queremos que los folcloristas vean que no es para mal, ni Silvestre está crecido. Lo entenderán con el tiempo”.

Felipe Peláez refuerza su imagen de cantautor

El ‘show’ de Felipe Peláez comienza con un intro de abrebocas, que resume la música que se va a oír, apoyado en un video que le muestra al público momentos de la vida del artista, desde niño hasta los premios recibidos. Sigue la secuencia de canciones que busca llevar a la gente de la rumba al romanticismo de canciones como ‘Tan natural’, en la que la luz va solo sobre el piano y sobre Felipe.

Con Celedón, una voz femenina y más baile

En el CD ‘Celedón Sin Fronteras’, el artista alterna con diferentes voces internacionales. “Nuestra intención es vestir el ‘show’ en tarima de una forma acorde con el proyecto -dice el mánager Robert Meza-. Buscamos no depender solo de la parte auditiva, que vaya de la mano con lo visual. Hay una voz femenina, porque en el álbum hay voces de mujeres que alternan con Jorgito, y en tarima ella hará su papel”.

Liliana Martínez Polo
El Tiempo

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