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Ocho años sin Emiliano Zuleta Baquero

Si el viejo Emiliano hubiese sido inmortal, no sería raro que en cada esquina de los pueblos del Cesar, se escucharan aún sus canciones. Su ausencia física, es tal vez lo único que sus hijos extrañan todos los días, desde que hace ocho años, un 30 de octubre de 2005, decidió ser parte de la realidad de la vida, y traspasando las fronteras de lo vivido, decidió quedarse en el corazón de su gente.

Y aunque hoy esa realidad sea un triste peso emocional, las enseñanzas de aquel padre amoroso, son, tal vez, el elemento más fidedigno que sus hijos conservan del hombre compositor, inteligente, bueno y sabio en el que se convirtió su papá. Es normal, que los recuerdos sean una mezcla de tristezas y alegrías, propias de las innumerables anécdotas que cualquiera de sus primogénitos podrían contar en interminables tertulias jocosas, que denotaban de inmediato el excelente sentido del humor del ‘Viejo Mile’.

“Y es que ellos son tan buenos conmigo
Que a mí me duele morir por ellos”

La humildad del corazón del hombre modesto que era, lo llevó a afirmar alguna vez, que la fama que pudo tener en su vida, se la debía a sus hijos, rechazando la idea de reconocer su inevitable influencia en cada uno de ellos, para ser quienes son hoy en día.

“La fama me buscó a mi” alegaba tajantemente, para aclarar en un solo tono, lo que lo llevó a convertirse en el autor de la, tal vez, canción vallenata más conocida, escuchada y cantada en el mundo a partir de 1983; ‘La Gota Fría’.  Y es que quienes lo conocieron, saben que nunca, como todos los juglares de su tiempo, buscó componer canciones para lucrarse, sino que, como se daba en ese tiempo, hacía parte del gusto y talento que Dios le había regalado y que le permitía compartirlo y disfrutarlo con su familia y amigos.

Su vida se le iba en suspiros, y de cada uno de ellos, sacaba una canción, logrando de esa forma componerle a la vida misma. Y casi se le va la vida gracias a su pelea eterna con Moralito. Nueve años duró la piquería más famosa contada y cantada en la historia del vallenato, en el que el “lleva y trae” se convirtió en el motivo de la pelea entre estos dos personajes icónicos del vallenato, hasta cuando Emiliano se lo ganó con la Gota Fría, inmortalizando una pelea en único terreno en el que dos compadres podían enfrentarse: el musical.

Hoy, la familia Zuleta, convertida, claro está, en una de las dinastías más representativas del folclor vallenato, se evidencia fortalecida, aun cuando las paredes de sus casas, son un vivo museo de imágenes históricas que recrean el paso dichoso de su padre en la tierra. Lo siguen recordando a veces llorando, a veces con humor en cada una de las parrandas y reuniones familiares, a aquel papá espectacular.

Y es que, el Viejo Emiliano, ya con sus hijos grandes, les preparaba comida y guardando en su memoria los recuerdos de los gustos de cada uno, les llevaba un poquito de lo que sabía, le gustaba a cada hijo. Siempre, y murió así, sintió que sus herederos dependían de él y que además era indispensable en la vida de ellos; y era precisamente su motivo más fuerte para no querer morirse.

“Porque es que yo no puedo morirme
Porque se quedan mis hijos solos”

Su canción ‘Mis hijos’ de las que se han sustraído estrofas durante este escrito, dan fe de ese aferrado amor por sus hijos, pero sobretodo del miedo de dejarlos sin su presencia.

En entrevista con El Pilón, su hija  María Clara Zuleta Díaz al preguntarle cómo han sido estos ocho años sin la presencia del maestro, ella respondió y en sus palabras se evidencia una profunda admiración: “en realidad la ausencia física de mi papá es muy triste para nosotros, porque siempre estuvimos muy cerca, fue un padre muy amoroso, su presencia sigue viva en nuestros corazones; lo seguimos admirando como padre, como persona, como compositor, como hombre inteligente, sabio y bueno; aceptamos la realidad de la vida y a pesar de todo le damos gracias a Dios porque lo tuvimos por mucho tiempo”.

El talento y humildad del maestro Emiliano Zuleta Baquero es innegable, sus familiares en especial su hija María Clara expresa con mucho orgullo rasgos de su personalidad que en el seno de su familia nunca olvidarán, “la única parte de prepotencia y orgullo que le conocí a mi papá fue que él nunca aceptó ni en su juventud ni en su vejez  que persona alguna, fuera hermano, hijo, nieto o amigo le dijera que tocaba o componía mejor que él, eso si nunca lo aceptó”.

El legado del maestro seguirá vigente mientras en la genética de las generaciones venideras de la familia Zuleta  esté presente el gen del talento para la música vallenata, en el cielo el ‘Viejo Mile’ seguirá celebrando los triunfos de cada uno de ellos y haciendo feliz a sus familiares que lo recuerdan cada uno de los días de su vida, agradecidos con Dios por la suerte de haber disfrutado por tantos años del padre y del músico más amoroso y noble que hayan podido conocer.

Donde suene un acordeón estará presente el recuerdo de nota y sus composiciones por la eternidad, ¡Gracias maestro Emiliano Zuleta Baquero por regalarnos por tantos años su talento!.

Dalia Posada
El Pilón

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