Piery Avendaño, esposa de Silvestre, es abogada de profesión y, aunque no ejerce, confiesa que estar dedicada a su hogar la hace la mujer más feliz: «En estos momentos soy mamá y esposa de tiempo completo. Disfruto mucho de este rol, ver crecer a mis hijos y apoyar a Silvestre en todo».
¿Cómo conoció a Silvestre?
«Conocí a Silvestre una noche en Valledupar. Nos presentó su mánager. Yo pasaba, hablamos cinco minutos y, desde ese día, nos flechamos».
¿Lo que más le atrajo?
«Me atrajo su espontaneidad, acompañada de su hermosa sonrisa. Cuando le piden una foto le digo: «Ríete, ¡me encanta!».
¿Cuáles son las mayores virtudes de Silvestre?
Silvestre es un hombre que tiene demasiadas virtudes: su abnegación, su carácter, su fidelidad, su generosidad, su honestidad, su humildad, su respeto, su sencillez… Y, como profesional, su constancia, su criterio, su disciplina, su entrega, su liderazgo y su perseverancia».
Colabora con la Fundación de Silvestre. Cuéntenos de qué se trata
«Se llama Silvestristas de Corazón Grande. Es una fundación formada por iniciativa de jóvenes seguidores de su música, quienes son líderes y coordinadores de algunas obras. Ayudamos a niños con discapacidades que no tienen recursos para tratamientos».
¿Cómo es la vida en familia en Miami? ¿De qué planes disfrutan?
«Es lo mejor. Cuando estamos juntos es algo que aprovechamos al máximo. Siempre nos tomamos el tiempo para hablar, salir a comer, ir al parque, montamos en bicicleta.. claro que él se olvida de que va acompañado y me deja atrás (risas). Vamos al mercado, recogemos a los niños en la escuela y los domingos vamos a la iglesia.
¿Cómo describe a Silvestre como esposo y como papá?
«Como esposo, es superresponsable, muy sensible, leal, honesto al momento de tratar algún tema. Siempre habla con la verdad, es cariñoso, comprensivo. Mejor no pudo ser, es el mejor esposo del mundo. Como padre me quedo corta en palabras para decir y describir el amor que siente y transmite a sus hijos.
¿Quieren más hijos?
«Claro que sí. Nos falta la niña».
Gustavo Bernal
Revista Vea