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Hijo de Juancho Rois contó todo lo que sabe sobre su papá tras 21 años de su muerte

Detrás de una intensa historia de amor siempre quedan huellas imborrables y Jenny Deréix, la viuda del acordeonero Juancho Rois, sabe mucho de eso porque no solo tiene el recuerdo de sus canciones sino uno aún más especial: Juan Humberto Rois Deréix, el hijo que la pareja logró concebir antes de que el compañero de fórmula de Diomedes Díaz muriera en un accidente aéreo, en Venezuela, el 21 de noviembre de 1994.

El joven tiene 20 años y reside en Montería, al lado de su mamá. Le tocó conocer a su progenitor solo a través de fotografías y las historias que Jenny, familiares y amigos le contaban. La semblanza de su padre la ha leído en las líneas de los periódicos y escuchado las canciones del ‘Cacique’ donde lo mencionan.

«Por lo mucho que me han contado mi papá puedo decir que era un hombre sencillo y humilde, dado a su gente, profesional en lo que hacía y sobre todo muy respetuoso. Era muy entregado a su trabajo, de eso no hay duda», contó el muchacho desde su apartamento en el norte de la capital de Córdoba.

Rememoró que su duelo empezó a los 12 años cuando indagó profundamente con amigos y allegados sobre el triste episodio que le arrebató a su padre, pero recalca que desde los seis años, ya se había interesado sobre las vivencias de Juancho.

«Mis papás se conocieron en un baile en Tolú. Cuando él terminó la presentación se acercó hasta la mesa donde estaba ella, ofreciéndoles chitos. Luego se reencontraron en Bogotá y tiempo después inició el idilio», relató Juan.

La telenovela que cuenta la historia de Diomedes está mostrando la etapa en la que muere Juancho Rois, es por eso que para la familia del artista es inevitable recordar lo triste que fue para ellos esa tragedia.

«A mi mamá todavía se le aguan los ojos cuando habla de él. En la novela hay cosas que han tergiversado, como algunas actitudes de mi abuela, pero hay cosas que son reales», dijo.

Para el hijo de un acordeonero es casi que imposible que la música no se dé un paso por su vida y aunque no es su prioridad, confesó que se está aprendiendo algunas canciones para darle una sorpresa a todos los que le piden que siga los pasos de Juancho.

«No me mata tocar acordeón, pero sí lo voy hacer por cariño a la gente que todavía adora a mi papá tras 21 años de su muerte», expresó.

Estudia cuarto semestre de derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana de Montería y divide su tiempo apoyando, en compañía de un amigo, a la fundación Sonríe por Jesús, que ayuda a niños del sur de la ciudad.

Juan guarda fotografías del matrimonio de sus padres y fotos casuales; recortes de periódicos, el acordeón con la que su padre aprendió a tocar y otra que se salvó del accidente, como muestra de la venia que siempre le hace a la memoria de su progenitor.

Ernesto Benavides
El Heraldo

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