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Crece debate por ley Diomedes

Comisionaron a grupo de parlamentarios para que modifiquen proyecto que le rinde homenaje al cantautor. Citan a la Unesco y comparan su caso con el de escritores, poetas y artistas mundiales.

Desde hace dos semanas, a falta de debates sobre el acontecer político, el proceso de paz o el malestar de la economía, en la Cámara de Representantes se vive una polémica inusual que tiene divididos a sus integrantes. Dentro de las iniciativas de honores a personajes o instituciones que han sobresalido en Colombia, el representante a la Cámara por el departamento del Cesar Alfredo Ape Cuello Baute planteó exaltar la obra musical del fallecido cantautor vallenato Diomedes Díaz Maestre. Su idea tiene polarizadas las bancadas políticas.

La pelea surgió cuando parlamentarios de la Alianza Verde y el Polo cuestionaron el proyecto de ley, basados en que no se puede rendir homenaje a una persona condenada por el homicidio de una mujer. En medio de la controversia, el representante del Polo, Alirio Uribe, resumió así su oposición: “a pesar de que respetamos profundamente el folclor vallenato y reconocemos la importancia del género musical, no podemos aprobar una ley de feminicidio y al otro día promover una ley de honores para una persona que violó esta ley”.

Uribe y quienes lo apoyan se refieren al escándalo en que se vio envuelto el fallecido cantautor vallenato en mayo de 1997, cuando en desarrollo de una reunión en un apartamento en Bogotá murió la joven Doris Adriana Niño García, quien a sus 22 años sostenía una relación sentimental con Diomedes Díaz. Aunque inicialmente se dijo que la joven murió por un paro cardiorrespiratorio derivado de una sobredosis en el consumo de cocaína, y después se habló de asfixia, lo cierto es que el artista fue condenado por homicidio preterintencional.

La condena inicial fue de doce años de prisión, pero un juez la redujo después a seis. En concreto, Diomedes Díaz terminó purgando tres años y siete meses en arresto domiciliario. Al final, por concepto de daños morales y materiales, el cantautor tuvo que pagar una millonaria indemnización a la familia de la víctima. En su momento, todo este episodio se convirtió en escándalo nacional, porque el periodismo siguió paso a paso los pormenores del caso, incluyendo la forma como el artista vallenato quiso desentenderse de su responsabilidad.

A ese suceso se refirió la congresista de la Alianza Verde Angélica Lozano, quien públicamente aseveró: “Me da vergüenza con los colombianos, y les ofrezco excusas, porque pagan impuestos carísimos o asisten a crisis ambientales enormes, mientras nosotros aquí estamos jugando con una ley de honores a Diomedes Díaz. Dicen que ya están preparando una ley de honores a Garavito”. A los reclamos de la representante a la Cámara se sumaron otras voces que creen que no puede ser un buen ejemplo para Colombia este tipo de leyes.

En contraste, quienes la defienden, especialmente sus autores, los representantes Alfredo Ape Cuello y Eduardo Crissien Borrero, manifiestan que lo que se busca es exaltar la obra musical de Diomedes Díaz y su contribución al imaginario común de la Costa Atlántica y del país, y no inmiscuirse en las situaciones estrictamente personales del cantautor vallenato, que se alejan del ámbito artístico. En otras palabras, que no se puede ignorar el fenómeno sociológico y literario que representa el Cacique de La Junta para la cultura nacional.

Quizás previniendo la reacción que iba a tener la iniciativa, sus promotores incluyeron en la exposición de motivos del proyecto unas peculiares reflexiones acerca de los artistas y sus obras. “La historia de grandes personajes no está exenta de situaciones personales que en algún momento pudieron empañar los grandes logros alcanzados a lo largo de sus vidas”. Por ejemplo, resalta el documento, los franceses decimonónicos tildaron a Gustave Flaubert de pornográfico, o Charles Bukowski tuvo fama de alcohólico, drogadicto y misógino.

Citando al autor Joaquín Robles, se lee en el proyecto de ley de la controversia: “Desde lo personal, Bukowski fue un tipo despreciable pues no sólo fue drogadicto, alcohólico y misógino, sino también un cobarde a quien le gustaba golpear a las mujeres (…) Lo mismo podríamos decir de Jean Genet, William Burroughs, Jack Black, Chester Himes y otra larga lista de escritores cuyas obras brillan por lo que son y no por lo que fueron sus autores”. Incluso, el proyecto recuerda que el novelista Umberto Eco también estuvo tras las rejas.

En consecuencia, los defensores de la iniciativa reconocen que si bien Diomedes Díaz no tuvo acceso a los poetas clásicos, “no leyó a Byron, Edgar Allan Poe o Charles Baudelaire”, sí estuvo escuchando siempre a juglares como Emiliano Zuleta, con quien aprendió el arte musical, y más que todo a versear y a cantar. Las letras de sus canciones, recalca el documento, lograron convertirlo en un poeta natural que “con sus pocas y certeras palabras producto de sus vivencias, logró con todo el sentimiento cantarle al pueblo lo que este deseaba escuchar”.

En este contexto, el argumento adicional de los promotores de la ley es que se requiere investigar la riqueza de sus canciones, es decir, que el Ministerio de Cultura investigue la obra del cantautor vallenato como un fenómeno sociológico y literario dentro del folclor nacional. “Su grandeza consiste en que se apropió de las leyes de la juglaresca, en cuanto a versear, improvisar y cantar, pero sin construir la letra de sus canciones de manera simultánea con la utilización de un acordeón o de una guitarra”. Su arte de componer era innato.

Además, los autores del proyecto sostienen que el homenaje a la obra de Diomedes Díaz se enmarca en las políticas de Estado relacionadas con la protección del patrimonio cultural de la nación, al tiempo que se preservan algunos instrumentos internacionales, como la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, aprobada por la Conferencia General de la Unesco en París, en 2003. En cuanto al sustento constitucional, invoca una larga línea jurisprudencial para la defensa de los bienes de interés cultural.

A pesar de la larga disertación con la que fue planteado el proyecto desde el pasado mes abril, su tránsito por la Cámara no ha sido un lecho de rosas. “Bajo ninguna circunstancia se puede decir que Diomedes Díaz representa los valores humanos”, observó el representante Víctor Correa. “Yo no creo que sea un ejemplo para los jóvenes de Colombia. En cuanto a las mujeres, creo que es una ofensa contra ellas darle una ley de honores a una persona que cometió un crimen contra una mujer”, añadió Alirio Uribe, uno de los férreos opositores.

En la orilla contraria, el presidente de la Cámara, Alfredo Deluque, ha dicho que pese a que Diomedes Díaz cometió errores, no se puede negar el inestimable valor que tiene su música. “A lo largo del tiempo e incluso a pesar de su muerte, hoy se sigue escuchando”, resaltó el congresista. En el proyecto, a manera de comparación y para significar la importancia del género que consagró a Diomedes, se incluye un comentario del nobel García Márquez, quien calificó su obra Cien Años de Soledad como “un vallenato de 350 páginas”.

Por lo pronto, el proyecto de ley terminó su trámite en la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes y se alista el segundo debate en la plenaria de esta corporación. Según estableció El Espectador, lejos de tratarse de un tema de simple trámite, fue necesario convocar a una reunión interparlamentaria para su revisión y ajustes. “Se trata de mejorarlo para que no genere confusiones y quede claro que no se busca exaltar a Diomedes Díaz como persona, sino reconocer que su obra debe ser parte del patrimonio cultural”.

Norbey Quevedo Hernández
El Espectador

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