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Dos millones de dólares serán destinados para salvar el vallenato

Tras inclusión en lista de patrimonio de Unesco, se generan estos recursos derivados de impuestos.

Una de las primeras llamadas que recibió Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, al regresar de Namibia (África), donde la Unesco decidió incluir el vallenato tradicional en la lista de patrimonio inmaterial y cultural de la humanidad en necesidad de salvaguarda urgente, fue de representantes del porro. Querían saber cómo conseguir la misma distinción para su música vernácula.

De hecho, hay otros proyectos en fila, como el proyecto sobre los cantos de vaquería del llano colombo-venezolano, o la cumbia, cuyo Plan Especial de Salvaguarda (PES) –carta de navegación que el vallenato tiene diseñada desde el 2013 y que fue la base de la postulación en la Unesco– está en proceso.

La celebración por la inclusión del vallenato en una lista lleva dos semanas. ¿Qué sigue ahora? “Autogestionarnos”, dice Carlos Llanos Díaz Granados, director del Clúster de la Cultura y la Música Vallenata (entidad que agrupa asociaciones interesadas en defender las raíces de este folclor desde diferentes ámbitos).

Cuando el vallenato entró al listado, la primera reacción fue de euforia, después se fue aclarando que no estaba en la lista de patrimonio representativo, sino en la que señalaba expresiones en riesgo de desaparecer, algo así como la de especies en vías de extinción, lo que supone una alarma.

Pero Llanos y los demás gestores, entre los que figuran compositores, folcloristas, entidades universitarias (como la Universidad Popular del César) o corporaciones como la del Corporación Francisco el Hombre, entre otros, sabían por qué celebraban: porque entrar en esa lista era una garantía de recursos que permitieran materializar propuestas derivadas del PES, como el establecimiento en colegios de La Guajira, el Cesar y el Magdalena de una cátedra vallenanta opcional, la puesta en marcha de una programación cultural que retomaría el atractivo lema de ‘Valledupar capital mundial del vallenato’ que garantizara actividades con este folclor todas las semanas del año en dicha ciudad y la puesta en funcionamiento de rutas turísticas por los tres departamentos basadas en las historias de juglares y el folclor en sí.

“Por principio, la Unesco no destina recursos automáticamente –aclara Escovar–. Lo hace solo en casos excepcionales y el país que quiera acceder a esos recursos tiene que hacer una justificación que explique por qué considera que la Unesco debe aportar. En principio, en Namibia solo se dio la inscripción en la lista”.

Sin embargo, los recursos vendrán de los impuestos a la telefonía celular recaudados en los departamentos que son el marco de la tradición vallenata.

“El Ministerio de Cultura logró hace unos años que un porcentaje de ese impuesto en los departamentos se destine a proyectos encaminados a la recuperación del patrimonio cultural –añadió el director de Patrimonio–. Y el 50 por ciento de ese dinero, en los departamentos que tengan manifestaciones inscritas en las listas de patrimonio cultural de la humanidad, pueden ser destinados automáticamente para proteger esa expresión”.

Así, el vallenato tradicional se beneficiará del porcentaje que les corresponde a los departamentos del Cesar y Magdalena y compartirá el que le corresponde a La Guajira con otra expresión fijada en una lista de la Unesco: la tradición de los palabreros wayú.

“Es un primer recurso importante –añade Escovar–, se estima que se acercará a los dos millones de dólares en los próximos cinco años, lo que no es una cifra desestimable, que irá como apoyo inmediato a la acciones identificadas en el Plan Especial de Salvaguarda del Vallenato”.

En síntesis, serían unos 400 mil dólares por año.

Ahora, cuando Llanos dice que el siguiente paso para los gestores culturales interesados en la preservación de las raíces del vallenato es autogestionarse se refiere a la presentación de proyectos –que se mantengan en la línea del PES–. El conducto regular es presentarlos a las gobernaciones y que estas las evalúen y las envíen al Ministerio de Cultura que dará o no su aprobación a los proyectos y desembolsará los recursos necesarios.

Se trata de un alivio, porque los mismos gestores del PES metieron el hombro para el nombramiento de esta expresión como patrimonio nacional y ahora de la humanidad, y llevan una larga lista de proyectos que han avanzado lentamente.

Es el caso del Congreso Internacional de Música Vallenata, que en el 2014 se hizo de la mano de Vallenato al Parque, mas no se realizó este año, así que aspiran a que sea bienal. Y otros simplemente han quedado en el aire, como la realización de ‘Vallenato bajo el palo de mango’, propuesta de presentaciones de fin de semana en Valledupar.

El antecedente local

El vallenato tradicional fue declarado patrimonio cultural de la Nación colombiana en el 2013. Sobre los efectos de dicho logro, Carlos Llanos, del Cluster de la Cultura y la Música Vallenata, explicaba en vísperas de la declaratoria de la Unesco lo siguiente: “Todavía no se han concretado resultados. Hay iniciativas de protección que suman 2.700 millones de pesos para desarrollar en cinco años. Nada más se lograron 150 millones que dio el Ministerio de Cultura para hacer el Primer Congreso Internacional de Festivales de Música Vallenata y Vallenato al Parque en el 2014. Este año no ha habido recursos, entonces estamos gestionando a ver qué más se puede hacer.

La Unesco indica los posibles escenarios

Desde el 2008, nueve manifestaciones colombianas, conocidas por la Unesco, han sido incluidas en listas del Patrimonio Cultural Inmaterial y del Registro de mejores prácticas de Salvaguardia.

Toda la ayuda que pueda darle dicha organización a nuestro país para evitar que se ‘extinga’ el vallenato tradicional debe ser solicitada por el gobierno del país al que pertenece la manifestación cultural. Esta proviene de un fondo que recibe recursos de los estados suscritos en la Convención.

Colombia tendrá que poner manos a la obra para salvar al vallenato. Si dentro de cuatro años esto no ha ocurrido – bien sea porque la transmisión oral tiene muy pocos interlocutores o por otros motivos– este saldría de la lista.

“El Patrimonio Inmaterial es sinónimo de Patrimonio Vivo”, señala Lucía Iglesias, de comunicaciones de la Unesco.

Pero, si pasa la prueba, el vallenato ingresaría a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural de la Humanidad, en la que están elementos colombianos como la Fiesta de San Francisco de Asís en Quibdó, que entró en el 2012, o los conocimientos tradicionales de los chamanes jaguares de Yuruparí (2011), entre otros.

En el mundo, solo el Canto Xoan de la Provincia de Phú Tho (Vietnam) se considera como ‘salvado’. Eso sí, el gobierno de dicho país tendrá que esperar al 2016 para recibir el aval del Comité de la Unesco.

Lilian Martínez Polo
El Tiempo

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