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OPINIÓN: Que canten los Sandieganos (Columna de Edgardo Mendoza)

La música. Gracias a ese fascinante arte universal, la humanidad camina hacia la felicidad. La radio, un invento técnico, que entre otras cosas nos lleva la música como compañía, decide y comparte junto a nosotros; de manera que radio y música son sinónimos, concretamente vallenato y radio, porque nuestra gente, al menos en Valledupar y la región es gente de radio; tanto que si no salen los diarios escritos, no se siente gran cosa, pero el día que se apague la radio, sentimos que nos apagamos todos.

De las emisoras musicales de la banda F.M, ya estoy alejado, (Porque uno también pasa de moda!), por más de 20 años trabajé en Ondas de Macondo, Radio Reloj, Olímpica y Rumba Estéreo, y por experiencia conozco sus afanes, sus trucos, sus intrigas, sus peleas internas y publicas y sus negociaciones secretas.

Nuestros acordeoneros y cantantes vallenatos en las décadas de los 70 y 80s, grabaron las mejores cosas de este folclor, según dicen los investigadores, eran personas nobles, sencillas y cariñosas como dice la canción de “Tavo” Gutiérrez.

En las emisoras sonaban todas las canciones de sus álbumes, luego unos locutores de Barranquilla convencieron a los nuestros que dándoles plata a ellos y a los programadores, “pegaban” un disco y lo llamaron “objetivo” que luego las disqueras patrocinaron y muchas canciones se “pegaron” a punta de radio y otras generalmente mejores, se pegaron solas, ya que solo sonaban las indicadas, es decir las prepagadas.

De los barranquilleros aprendimos la “payola”* ese arte de pedir dinero ( porque es un arte!) a cambio de hacerlos sonar. Algo que debería ser legal, como la publicidad, así lo propuso el acordeonero Víctor “Rey” Reyes hace algunos años a Maravilla Stereo, “El negro” estaba cabrero porque daba y daba plata, y resulta que programadores y locutores no ponían sus discos. Y como reclamarles? En esto los dueños de las emisoras que pagan, energía, impuestos y salarios no cogen un peso; sería bueno estudiar el caso, con el dinero que sale por ese tubo roto, pagarían mejores sueldos y participarían de la torta económica que mueve el vallenato.

Conozco igualmente los pésimos salarios que ganan locutores y periodistas, por lo que a los primeros les toca vender “éxitos” y a los segundos “dignidad” que se traduce en noticias. Pero entiendo que cada quien necesita sobrevivir.

Volviendo a la música y a los músicos, hace pocos días, salió al mercado un disco llamado “La Fórmula”, que canta un cabezoncito que le dicen “El Mono” Zabaleta y Elías Mendoza un joven talentoso del acordeón. El disco se escucha como loco en todas las emisoras radiales de la ciudad, no hay discoteca, estadero, parranda, baile, recocha, paseo, fundingue, donde los asistentes no canten..“Donde hallaste ese trofeo, ese es mucho tipo feo”, o títulos tan pendejos como “La que está de moda”, “Sopa y seco” y canciones de grandes compositores, maestros del vallenato internacional como Wilfran Castillo, Omar Geles, Fabián Corrales, Tico Mercado y Jorge Valbuena. Si ellos entregaron sus obras a estos muchachos, es por que les ven futuro.

Pero una emisora netamente vallenata como “Cacica Stereo”, que rinde homenaje a la más grande defensora y divulgadora del folclor como Consuelo Araujo Noguera, la estación radial precisamente creada para mantener vivo el vallenato tradicional, tenga “cortado” a los muchachos que inician, solo porque un par de llamados manager, Charles Bloom y “Che” Molina, insistan hacer unión musical y comercial conveniente a ellos de “El Mono” Zabaleta con Lucas Dangond, otra promesa del folclor local y para el pacto, se unió Korac Pérez, locutor de “Cacica” y convencieron a sus directivas de prohibir las canciones anteriores y nuevas de los jóvenes de San Diego, lugar escogido para casarse tanto “Colacho” Mendoza como el hijo mayor de la fundadora del festival.

Se imaginan que pensaría la verdadera Cacica Araujo, si en la emisora que ella soñó e hizo realidad, no puedan sonar las canciones de los sobrinos de Colacho Mendoza y Armando Zabaleta? Que diría Escalona si en la emisora de su comadre, no pueda cantar el sobrino del autor de “La Garra”, la obra donde describe el regalo del presidente Valencia?, Se imaginan a Colacho, primer Rey de reyes y cuya tarima del Parque de la Leyenda lleva su nombre, al saber que sus herederos sanguíneos y musicales, no suenen en la emisora de sus amigos? Se imaginan a Ricardito Molina sin poder escuchar su saludo incluido en ese disco en la emisora que fundó su abuela y tenga que recurrir a otras estaciones, solo por unas negociaciones de particulares?

Cuantos oyentes no se habrán ido para otras estaciones o han acudido al Cd pirata porque el grupo de sus afectos no suena en la emisora creada para el vallenato de su tierra, en cambio si puede hacerlo Daniel Calderón, un “paisita antioqueño” con excelentes contactos?

Doy fe que todos los artistas vallenatos cuando llegan a la fama, en general, son desagradecidos con los periodistas y locutores que contribuyeron a subirlos a allá. Para quienes hemos laborado en la radio musical, sabemos que, cuando estás ahí, te llaman, te llevan regalos, algunos pocos pesos, saludos, frascos de perfume y botellas de Whisky, almuerzos y cenas, incluso periquitos sin jaula y nieve sin te, – les gustan los deportes extremos- pero al ser reconocidos ni siquiera te pasan al teléfono.

En mi ejercicio de tantos años en las emisoras musicales- sin que sea un santo- nadie puede decirme que exigía dinero u otras cosas en cambio de sonarlos, jamás un contrato de bailes, ni siquiera un saludo para mis hijos y para mis novias que en esa época pasaban de tres. ¡Tonto e idiota que he sido y ahora casi con maestría! pero los hombres, algo debemos tener.

Aún recuerdo las veces que Jorge Oñate, para poner un ejemplo, contribuyó para sacarme de las emisoras por el solo hecho de anunciar las canciones del Cacique de la Junta, como “Superdiomedes”, o las amenazas de “Beto” Zabaleta por decir que él cantaba “enredao”, o las de Miguel Orozco, un hermanito de Rafael Orozco, que al morir éste y con ganas de recoger el legado y ser famoso, me reclamó furibundo, incluso me mandó a pintar la casa, por decirle que Rafa era Rafa, sin reemplazo. Hoy 20 años después, a un muchachito tuvieron que hacerle de todo, hasta pintarle lunares y bigotes para ganar un concurso de dobles y en su nombre. Ojalá a Jorge se le quite la idea de creerse “Yo me llamo Rafael Orozco”, cuando es un simple concurso de T.V, sin desconocer que canta bastante parecido.

Conozco a Andrés Molina, el actual Director General de Radio Guatapurí, que ha sido capaz de cortar otros “chorros” de sus emisoras, presumo se dejó convencer de manera inocente y de buena fe, para impedir que canten los muchachos de su tierra y de su gente en la emisora folclórica de su progenitora. Ahora comprendo las ganas del director, de oxigenar a Cacica Stéreo con ritmos más universales y juveniles que bastante falta hacen en esta cuidad, ya veo sonando a Ricardo Arjona, Juanes, Lady Gaga, Madonna, Los Beatles y McCartney, Paulina Rubio, Chayanne, Alejandro Sanz, La Mala Rodríguez, nuestro Chabuco, ChocQuibTown, Los Enanitos Verdes, Ceratti, Dragón y Caballero y para los más nostálgicos, Julio Iglesias José Luis Perales, Roberto Carlos y Claudia de Colombia. Incluso especiales de Jazz, Metal, Hip Hop, y todo el rock y el pop juvenil y demás vainas que sirvan para despertarnos.

Créame que cuando eso suceda, una masa adolescente y creciente tendrá la emisora de sus sueños y que Radio Guatapurí, se encargue total y decididamente del vallenato 24 horas, por supuesto con el cambio de voces de cuarta edad, o sea que hasta 62 años sea permitido.

Hay cosas que merecen defensa natural, sin honorarios, sino por simple gusto, porque el vallenato forma parte de nuestra identidad musical y social. Un ejemplo reciente, ahora para el lanzamiento de la obra del vate Leandro Díaz, donde muchos cantantes quisieron participar con sus voces, pero la doctora Ruby López, manager general del Maestro, dijo simplemente: “ ¡Solo cantará Ivo Luis, la sangre debe defender la sangre, muerta yo canta otra persona!” Y así se hizo.

El vallenato, sus intrigas, negociaciones, nefastos acuerdos, intereses particulares merecen un capítulo aparte, ojalá que quienes pueden defendernos desde su difusión cierren ciertas “corrientes” y esa energía vaya directamente al “transformador gerencial”, no precisamente al alcalde del Valle, que si hace bien las cosas, al final del periodo podemos darle ese título. Ojalá.

Escrito por: Edgardo Mendoza Guerra
Fuente: Valledupar Noticias

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