«Silvestre Dangond: Te admiro por ser del pueblo» (Columna de opinión)

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Inicialmente, respeto toda opinión personal de quien quiera decir o criticar, tampoco meto las manos al fuego por nadie ni defiendo a nadie, ni a nada, ni siquiera a mi misma. Pero un día muy temprano abrí mi correo como de costumbre y alguien me envió un artículo que probablemente me podía interesar, me senté y lo leí detenidamente una y otra vez; la primera vez me dejó sorprendida, la segunda vez, me causó gracia y risas, y la tercera vez me sentí tan conmovida, que casi lloro (sarcasmo)…

Hablo de un artículo escrito por alguien a quien mandaron a buscar oficio y no encontró nada que hacer, así que escribió lo primero que le apareció en YouTube, en este caso la aparición fue: Silvestre Dangond; aclaro desde ya que no escribo para defenderlo, y contrario al autor del artículo, tampoco voy a desprestigiar ni hablar mal de nadie, sólo expongo una opinión igual que él.

Empiezo contestando sus múltiples preguntas con respecto al artista vallenato, pero antes me permito decir que me sorprende enormemente que un respetado autor de semejante talla, sea capaz de hablar así de sí mismo, ya que sus palabras reflejan lo que hay en su interior y que seguramente muchos no conocían, también me sorprende que sea “experto en vallenato” si para ser experto en algo, hay que ser objetivo y racional. Sr. Autor: Le contesto una de sus preguntas: Silvestre Dangond no tiene límites, gracias a Dios, porque sino, fuese alguien amargado de su vida tan limitada que se dedicara a criticar a otros, prefiere que lo admiren y lo critiquen sin doble moral, tal cual como él es.

Segundo, gracias por aumentar el número de reproducciones de sus videos, gracias por popularizar el “Silvestrismo”, gracias, porque sus lectores tienen más acceso a los videos del artista, lo que aumenta la publicidad y bueno, como dice el mismo Silvestre, “Que hablen bien o que hablen mal, pero que hablen”, finalmente la cuenta que crece es la “Dangond”.

Ese ordinario, acusado de “Marica”, que grita, brinca, hace gestos, que según algunos no piensa, bueno, ese… Llena parques enteros, hace vibrar a cientos de personas y no sólo en Colombia; si hay algún plan de desprestigio, habría que aplicarlo desde Argentina, hasta Estados Unidos y de norte a sur, hay más de un país que se viste de rojo en cada lanzamiento de un nuevo trabajo. Van 9, cada uno más criticado que el otro, pero tan criticado es, que sus canciones suenan desde el interior del país, donde no escuchan ni siquiera los vallenatos viejos, hasta la costa donde la cultura champeta se impone, y esto confirma lo dicho antes: No, no tiene límites ni fronteras.

Qué triste que todavía los críticos (o criticones), se tengan que valer del mismo pretexto para criticarlo y tacharlo, ojalá cada una de nuestras embarradas quedara registrada en un video y le diera la vuelta al mundo, así todos tendrían el mismo pretexto para señalarnos; aún cuando ese episodio quedó resuelto legalmente en Colombia, aún cuando la familia del “afectado” defendió a Silvestre y nunca interpuso ningún tipo de demanda. Hay más videos, que ni el mismo artista se ha encargado de ocultarlos, porque no hay nada que ocultar, de hecho, estoy de acuerdo con él porque es alguien que viene del pueblo, de abajo, que no nació en casa de políticos, ni en ciudad grande, que sabe lo es tener “Un Mundo de Cartón” (Como nombra una de sus canciones) y también sabe lo que es vivir con cuantas comodidades desee, ganadas a pulso, sin doble moral, siendo quien es realmente y no “pelando el cobre” por ningún medio; no es de esos artistas que se paran tiesos frente a un micrófono o que no se paran de una mini-silla y empiezan a medio llorar cantando, con un traje de gala que no toca el piso y son supremos dioses de la etiqueta y el glamour, pero detrás del escenario son irreconocibles, unos rebeldes sin causa ni remedio.

Silvestre Dangond, te admiro, por ser del pueblo, por no disfrazar las palabras, por no cambiar las expresiones sólo por quedar bien con la alta alcurnia, ni cambiar tu golpeao’ costeño por cachaco, ni por el gringo; brinca, baila, grita y exprésate. En esta Novena Batalla, al parecer, algunos “críticos” tomaron el arma que tiene Silvestre en la portada del CD para darse a sí mismos; no tiene necesidad de mandarle cascos rusos a nadie, ya que cada quien se da mala vida por sí solos, no se preocupen ninguno de los que se asustan con sus palabras. Silvestre canta, el inteligente habla, el ignorante insulta y el sabio calla.

Cada batalla ha sido un trabajo bien hecho, de hecho, por ser tan bueno, es que lo critican tanto y así como también él mismo dice: “ES QUE AL ÁRBOL QUE DA FRUTOS ES AL QUE LE TIRAN PIEDRAS”, no conozco el primer fracasado a quien le dediquen tanto texto. Bueno, y para finalizar, me gustaría dejar un par de mensajitos: Primero, no sólo los ojos son las ventanas del alma, recuerda siempre que la lengua te puede poner al descubierto; Segundo: quien necesita palabras “ordinarias” y ofensivas para hablar de otra persona, sólo revela la clase de persona que es. Y por último, una carta abierta del mismo artista para todos aquellos que no han entendido la mecánica de la vida.

Feliz Día.

Anabel Martínez

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